Otro día más y Kim Sung Kyu se la pasaba llorando, siempre cometía mis estupideces, siempre lo lastimaba, siempre le prometía no hacerlo llorar y siempre hacía lo contrario.
—SungKyu... —Me acerqué a él, lo intenté abrazar.
—N-no... Déjame. —Sollozo. Una pausa y luego sorbió su nariz. —¿Por qué? ¿Por qué nuevamente me dejaste por tu trabajo, por ella, por tu familia, por la maldita empresa? ¿Por qué Nam Woo Hyun?
Y es que ese era mi maldito problema. No podía decirle a nadie que andaba con él, ante la sociedad, ante los socios de la empresa, de mi familia y todos nuestros conocidos, Kim SungKyu sólo era un inversionista, un socio de nuestra empresa, pero en realidad, habíamos mantenido una relación de cinco años, pero siempre viviendo en la clandestinidad, era un completo cobarde, era un maldito egoísta que se la pasaba prometiendo y que nunca cumplía.
—SungKyu, por favor...
—No, WooHyun... —Se levantó. No puedo más con esto, no puedo más, no puedo sólo fingir ser tu socio, tu amigo, no puedo fingir felicidad cada vez que te veo con ella, no puedo fingir felicidad el día de tu boda. No puedo, simplemente no puedo.
Se dejó caer nuevamente, está vez cortándose la palma de su mano accidentalmente, corrí hacía él, estaba temblando, estaba caliente, me sujetó de mi saco.
—¿Por qué? —Sorbió nuevamente. —¿Por qué ella y no yo? —Se aferró a mi. —¿Recuerdas? ¿Recuerdas todos los momentos que pasamos juntos? ¡Recúerdalo! Solíamos tomarnos de la mano en la azotea de la empresa en nuestros ratos libres, tú siempre iniciando el movimiento. —Agache mi rostro. —Siempre me dejabas recargar mi cabeza sobre tu hombro, mirábamos el cielo juntos, la luz del sol siempre fue testigo de nuestro puro amor, ¿recuerdas cuándo me pediste que fuera tu novio? Habías mandado a Howon a inflar más de cien globos. —Lo miré. —En aquel entonces eramos feliz, ¿en qué momento cambio? ¿En qué momento me volví insuficiente?
—Nunca, SungKyu. Tú... Tú vales mucho. —Intenté abrazarlo, pero él me empujó y se levantó nuevamente.
—¿En qué momento empezamos a caminar en diferente dirección? —Empezó a llorar otra vez. —Jamás he olvidado como nos conocimos. Nuestra mesa del restaurante de DongWoo había sido reservada dos veces, ambos nos queríamos asesinar en ese momento, pero al final, DongWoo nos hizo compartir la mesa, entonces descubrimos que a pesar de ser distintos, podíamos ser amigos. Después de conocernos, no dijimos nada, ambos nos pusimos los audífonos y escuchamos música mientras nos mirábamos fijamente, mientras sonreíamos como idiotas.
Siempre que me cancelas, voy a los lugares que solíamos frecuentar. Voy a nuestro departamento y cocino cosas que al final, siempre termino regalando. Solíamos cocinar juntos, cuando eramos felices.
—SungKyu... Sé que no he hecho nada para hacerte feliz, pero, ¿podrías esperar un poco más? —Él negó. —Nunca he sido un idiota, se del dolor que cargas, pero te amo. —Él sonrió amargamente.
—Yo también te amo, y ese fue mi gran error, amarte más que a nada. Todos los días recuerdo lo que me cocinabas, todos los días te anhelo con la falsa esperanza de que vendrás a mi lado, de que me harás ese omelet de osito para que me lo coma, de que me sonreirás como antes, de que me amarás sólo a mi. ¿Qué estás dispuesto a hacer por mi? ¿Qué me darías por amor? ¿Me sigues amando? —Abrió la puerta de lo que un día fue nuestro departamento. —Te amo y duele amarte. A veces deseo no poder recordarte, olvidar todo lo que viví contigo, olvidar la felicidad y el dolor, olvidar que nuestra relación se volvió sólo lágrimas, debido a que tu padre anunció tu ascenso a la presidencia. —Salió de casa y un te amo poco audible resonó en la habitación.
Tardé sólo tres minutos en saber que hacer, salí del departamento y corrí hacía él, no había traído coche, había llevado su moto.
Subí a mi auto, tenía que ir tras él, pero si lo hacia... Si yo desafiaba a mi padre él me desheredaría, perdería todo, pero SungKyu era mi todo, lo que mi padre me ofrecía, no se comparaba con lo que SungKyu me daba.
Encendí el auto, acelere, afortunadamente habían cinco semáforos y me dieron tiempo de poder mirarlo de lejos, pero también de ver como la vida me jugaba sucio, de ver como le arrebatan la vida del único ser que he amado, de ver como podíamos ser separados para siempre. El camión que chocó con él no se inmutó, se detuvo sí, incluso bajó, pero segundos después subió al camión de carga y se fue.
Llegué al lugar, llegué y vi a SungKyu aventado fuera de la carretera, inconsciente, con varias partes de su cuerpo e incluso su cabeza ensangrentada, tenía poco pulso. No había tiempo de llamar a la ambulancia. Lo levanté y lo llevé yo mismo, acelere todo lo que pude, no podía perderlo.
En el camino me puse a recordar todos los momentos que viví a su lado. —No mueras, SungKyu. —No me dejes, por favor.—
El día que le pedí ser mi novio estaba muy nervioso, Hoya me había ayudado a decorar nuestro nidito de amor, él no se lo esperaba, le tuve que tapar los ojos para que no viera nada, estábamos felices, eramos felices, él era feliz, él me amaba aún. —No me dejes, lo dejaré todo por ti— Eso quise decirle cuando él dijo que no podía más. —Olvida el pasado, aferrate a mi— Quise ser egoísta y decirle esas palabras, pero, ¿valía la pena seguir siendo egoísta?
Llegamos al hospital en veinte minutos, tuve que deshacerme de los recuerdos, lágrimas, sólo lágrimas trajo nuestro amor, sólo lágrimas le di en nuestros cinco años, sólo me dediqué a lastimarlo, a perderlo.
Lo cargué y pedí una camilla, en el camino le había hablado a MyungSoo, él ya me estaba esperando.
—Lo tenemos que operar.
—Sálvalo, MyungSoo.
—No voy a mentirte, la manera en que se ve, es delicada.
—Por favor... —Me arrodillé...
—Haré lo que pueda, pero debes irte preparando para lo peor.
Sostuve la mano de SungKyu hasta que un par de enfermeras me detuvieron, el anillo que un día le di, se había caído de su dedo anular, rodó hacía mis pies, lo levanté y me senté en el frío suelo, llorando, cerrando los ojos, pidiendo un milagro.
Recordé entonces la vez que vimos unas cuantas películas y nos disfrazamos, él insistió mucho y sólo quería complacerlo, yo fui un vampiro y él un demonio, era bellísimo incluso con cuernos.
—¿Por qué fui tan imbécil? —Vi mis manos llenas de sangre, la camisa blanca teñida de rojo.
Las navidades que pasamos juntos fueron maravillosos y lo había extrañado el año pasado, la primera navidad que había pasado sin él, la primera vez que adorne un árbol sin su supervisión.
También recuerdo las llamadas que recibía y que siempre trataba de que no escuchara, incluso recuerdo las veces que él recibía llamadas y se iba cuando estábamos juntos, siempre le reclame y él nunca me reprochó, siempre pensó en mí y yo... Sólo me dedicaba a celarlo, a hacerle el amor posesivamente, a marcarlo, a hacerle saber a quien quisiera alejarlo que ya tenía novio, pero siempre sin querer, terminaba lastimándolo.
—WooHyun... —Escuché la voz de MyungSoo. —La operación terminó. —Me incorporé rápidamente. —Él...
—¿Murió? —Negó.
—La operación fue un éxito, pero...
—¿Pero?
—Su columna se dañó, afortunadamente con terapias, él volverá a caminar, será complicado pero lo logrará y también, quedó ciego...
—Myung...
—Sus corneas fueron dañadas debido al plástico del casco, una vez que despierte se le hará estudios para saber si será temporal o si necesitara de alguna operación de corneas.
Golpeé la pared muchísimas veces, ¿cómo lo tomaría? Ni siquiera sentí dolor, ni siquiera sentí la sangre mojar mis nudillos. No hasta que MyungSoo me detuvo.
Pasaron dos días para que despertara, nunca me separé de su lado, pero tampoco hice que supiera de mi presencia, lo que le había pasado era mi culpa, yo había provocado esto. Siempre pensó que era un enfermero, la noticia de sus desgracias, lo había tomado tranquilo, pero sus palabras me habían dolido.
«Al menos no podre ver cuando él se case, ni tampoco podre impedir su boda».
Había sonreído amargamente, con lágrimas cayendo de sus bellos ojitos.
Los resultados que MyungSoo le había hecho, habían dado a conocer que sería permanente a menos que tuviese una operación.
—Yo lo haré, MyungSoo.
—Entonces tu no veras.
—No me importa. Sí con eso, él está bien, lo haré.
—Suspiró. —Bien, haremos las pruebas.
Las pruebas que me hicieron sólo tomaron un lapso de cuarenta y ocho horas, y había salido positivo. SungKyu tendría su operación al día siguiente.
Las horas se habían pasado realmente rápido y cuando menos lo esperé, ya estaba en el quirófano, SungKyu se encontraba a mi lado, él y estaba dormido.
—Quiero sostener su mano hasta quedarme dormido. —Le dije a MyungSoo. —Y por favor, dale la carta y el anillo que dejé en su habitación. —Asintió.
Minutos después, mis ojos empezaron a cerrarse y la última imagen que vieron mis ojos y que se grabó mi mente y corazón, fue el bello rostro que dormía a lado mío. —Te amo. —Susurré.
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Sólo si estás bien. «WooKyu»
Fanfiction«Estoy orgulloso de ti, pero siento decirte que no soy un idiota, preferiría que tú terminaras todo, porque éste chico no lo va a hacer». "Este One-Shot participa en el reto #SecondWrite del grupo de facebook #INFINITEFanfiction".