All shook up

Because I Love you.

  10. - Because I love you.

El sonido de las risas rebotaba en las paredes de color azul pálido. Aquí y allá se veían personas conviviendo en un pequeño espacio de tiempo. Las charlas con voz mesurada se convertían en un murmullo parecido al que se utilizaba para dormir a los niños. La tarde avanzaba lenta cómo no había avanzado la vida.

- ¡Cuéntanos esa historia! ¡La del Alíen que vino de una quinta galaxia!

- ¡No! ¡Esa historia la cuenta siempre! ¡Además, es aburrida!

Las voces infantiles rasgaron la tranquilidad de la tarde. Otra voz, ésta vez femenina, intentó mediar el discordante sonido - ¡Sht! ¡Bajen la voz!!Y dejen de molestar al abuelo!

- ¡Pero yo quiero escuchar la historia!

- ¿Para qué quieres oírla si ni siquiera es cierta? ¡El abuelo inventa cosas!

- ¡Ya basta!

La mujer miró apenada a la persona sentada frente a ella. Sus visitas al asilo eran espaciadas y el que los niños agobiaran al abuelo no estaba dentro de sus planes. La mirada del buen hombre se volvió cálida, con ese eterno fulgor de nostalgia.

- Despídanse ahora, el abuelo necesita descansar.

- Adiós abuelo.

- Adiós abuelo. - Un beso y una frase confiada en secreto. - Yo sí te creo.

Una caricia suave por parte de la mujer. Un beso leve en la frente. La promesa de una pronta visita y los pasos alejándose. Los vio partir sintiendo un profundo cansancio. Tan profundo que adormilaba hasta los huesos. Se levantó despacio, tosiendo un poco. Sus piernas se movieron como si caminara bajo el agua. "¿Para qué quieres oírla si ni siquiera es cierta? ¡El abuelo inventa cosas!"

¿Era así acaso? ¿Todo no fue más que parte de una invención? Caminó poco a poco, sosteniéndose con manos temblorosas de las paredes. Su bastón lo había olvidado en algún sitio. Recordó otras épocas, dónde su cuerpo era su amigo y podía correr.

Y podía jugar.

Y podía bailar.

"Zapatos de ante azul y un viejo oso llamado Teddy". Pensó como si enumerara la tristeza y sus facetas.

Pero había sido real ¿no era cierto?

¿No fueron reales todas las lágrimas derramadas?

¿No fue real ese dolor que crecía despiadado y parecía hacer explotar su corazón?