Capítulo 2.

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CAPÍTULO 2.

Narra Francesca.


Julia volteó asustada al escucharme decir su nombre.

-¿Estás bien? ¿Qué te ha pasado?- Le pregunté preocupada. Me acerqué más a ella para  poder ver si le habían hecho algo pero ella retrocedió ante eso.

-¿Quién eres tú?- Preguntó ella con la voz quebrada y limpiándose las lágrimas con las mangas de su suéter. 

-Soy Francesca... Sé que no me conoces, pero te he escuchado llorar y me preocupé. ¿Estás bien?

-Estoy bien, gracias-. Aunque me miraba con cara de desconfianza porque claramente soy una extraña... sus ojos son realmente hermosos.

La campana del instituto sonó anunciando que la hora del almuerzo había culminado para ya entrar de nuevo a clases. Julia salió rápidamente del baño pasando por mi lado sin decir nada más, cuando me doy cuenta de que dejó encima de los lavamanos un bolso pequeño. Lo agarré y salí del baño para alcanzarla y devolverse lo, pero ya no estaba, desapareció. Caminé por el pasillo intentando ver por la ventana pequeña de los salones haber si estaba dentro, pero no estaba en ninguno de ellos.  

Ya que los pasillos empezaban a llenarse de estudiantes decidí bajar a la clase que me tocaba en el primer piso, no quería que se me hiciera tarde y tener problemas con más profesores de nuevo. Entré al salón de la clase que me tocaba, para mi buena suerte no había llegado aún la profesora. Me ubiqué en un pupitre vacío, en una fila que quedaba al lado de donde Agnes estaba sentada. Saqué mi libreta junto con el lápiz, el borrador y el sacapuntas: los puse encima de la mesa del pupitre, y el bolso de Julia lo dejé encima de mis piernas.

-¿Dónde carajo estabas?-. Me preguntó Agnes.

-Estuve haciendo unas cosas-. Respondí sin levantar la mirada del cuaderno en que buscaba la próxima página en blanco.

-Buenas tardes, chicas-. Entró al salón de clases la hermana Paula, nuestra profesora de matemáticas.

-¿Qué cosas?-. Preguntó Agnes en susurro.

-¿Es tan necesario contestar esa pregunta?-. Le pregunté anotando en mi cuaderno la fecha del día de hoy. 

Agnes se acercó a mi asiento sin levantarse del suyo y sacó del bolsillo de mi saco la caja de cigarrillos que había guardado ahí, sorprendiéndome y a la vez asustándome de que no lo fuera a ver alguien. 

-¿Esto es enserio?- Preguntó molesta refiriéndose a la caja de Lucky Strike. Se lo arrebaté de la mano y lo guardé rápidamente en el lugar donde estaba-. Pensé que ya lo habías dejado, Francesca.

No respondí ni despegué la mirada del lápiz que tenía entre mis dedos. Estaba cansada ya de dar explicaciones y excusarme por las cosas que hago.

La profesora se paró en frente de la pizarra y empezó a escribir, Agnes se acomodó en su asiento antes de que le fueran a llamar la atención, y toda la clase se quedó en absoluto silencio.

Después de clases esperé fuera del instituto hasta que saliera el curso donde estaba Julia. Fumando un cigarrillo me apoyé en un árbol al frente de la salida principal para poder ver a toda persona que saliera de esta, saqué mi teléfono y le marqué a Mauro; el chofer que Harold contrató para que siempre me buscara o llevara a cualquier lado.

*Al teléfono*

-¿Señorita Francesca?-. Contestó el chofer.

-Hola, Mauro. Este... me quedaré en la biblioteca con unas amigas para terminar un trabajo que tenemos que entregar mañana así que saldré un poco más tarde, no tienes que venir a buscarme.

Julia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora