~T R E S~

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La semana pasó rápido y no se por que, pero el presentimiento de que no debía asistir a esa fiesta se incrementaba cada vez que veía a jimin que me fulminaba con la mirada.

No me dijo nada en todo el resto de la semana, lo cual era una mala señal para mi; ya que después de haberlo descubierto en los baños de mujeres con una de sus seguidoras descerebradas, sin tener algún tipo de maltrato o venganza de parte de el era algo que me daba pavor. En fin. trate de olvidar lo sucedido y me decidí a arreglarme  para ir al dichoso baile de fin de clases. No tuve que escoger tanto ya que con cualquier cosa que me pusiera me vería como una albóndiga gigante.

Y no es que quiera ir por mi propia voluntad si no por chantaje. Sora  prometió darme una caja de chocolates si iba; y no podía negarme a tal delicia.

Llegue a la fiesta con Sora y con Hoseok. Se veía como la mayoría de los estudiantes estaban bailando o más bien parecía que se estaban apareando. Ni siquiera sabía si esto era legal ¿los profesores lo saben?

Luego de un rato hobi se fue con sus amigos a no se donde, a Sora la sacaron a bailar. Al principio no quería por no dejarme sola pero yo le insistí a que fuera, no quería que se aburriera por mi culpa y al final accedió.

A pesar de todo la fiesta no estaba tan mal. Yo solo veía las personas bailar desde donde estaba sentada y jimin no aparecía por ningún lado. Al parecer mi sexto sentido falló y no pasará nada de lo que mi integridad este en riesgo. De tanta soda que había tomado mis ganas de ir al baño se hicieron sentir. Ni siquiera conocía este lugar, al parecer era la casa de algún alumno pero no tenia idea de quien. Busque el baño, entre e hice mis necesidades ya cuando me dispuse a volver con los chicos camine por un pasillo hasta encontrarme con la persona a quien más pánico le tenia. Y ahí estaba frente a mi, bloqueándome el paso. Mis pulmones querían colapsar, mi respiración se entre cortaba, y mis piernas no respondían para seguir caminando.

—oh, pero miren a quien me e encontrado. A la albóndiga con patas. —su sonrisa maquiavélica  me estremeció. —si mal no recuerdo, tenemos algo pendiente. Y tu amiguita no esta para defenderte, que lástima.

Solo me quede plantada escuchando lo que decía. No podía escapar, en vista de que la única salida que había la obstruía el. Y obviamente no tenia las intenciones de dejarme pasar.

—ji-jimin, yo no e hecho nada. Por favor dejame ir. —implore ya con la voz entrecortada.

—después de que tengas tu merecido por ser tan entrometida. —se acercó a mi halando me del brazo y llevándome hasta afuera por una puerta trasera. Ya fuera de la casa se encontraban su séquito de concubinas al rededor de lo que parecía un enorme charco de lodo. Y sin más me lanzó a el quedando completamente cubierta de lodo.

—miren la cerdita ya esta en su hábitat natural. —habló un muy satisfecho jimin. Haciendo que las demás comenzaran a reír y a grabarme con sus teléfonos.

Lo único que hice fue llorar como una cobarde. Después de un rato ellos se fueron mientras yo seguía tirada en el lodo. Las ganas de morir se hicieron demasiado fuertes en mi interior, me levante con dificultad de ahí viendo mi reflejo en una ventana de cristal y al ver mi miserable condición una extraña sensación se apodero de mi y mis sentidos. Sensación que nunca había experimentado pero me indicaba que esta seria la última vez que me harían daño y me humillaban.

Seque mis lágrimas con desden y abandoné el lugar sin importarme que Sora y Hoseok seguían en la fiesta. Mientras caminaba a casa pensaba en por que tanto depreció de jimin, jamas le había dicho o hecho algo a el. Simplemente no entendía por que lo hacía, y al recordar todo lo que me a hecho el sentimiento de rabia y rencor hacia el se hacían más grandes a medida que recordaba todo.

~DULCE VENGANZA~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora