~C U A T R O~

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»La venganza comienza «

Dormía plácidamente hasta que el despertador sonó. Haciendome despertar de golpe, dando un brinco caí directo al suelo. Mal comienzo Jungsu.

Me di una relajante ducha y salí, me vestí y me acicale. Debía de estar preparada para una nueva buena impresión para todos en el salón y por que no en el colegio entero. Tenia pensado pasar por Sora a su casa; pero si me veían llegar con ella obviamente sospecharían y quiero que todo sea perfecto tal y como lo e planeado.

Me  encontraba escaleras abajo cuando hobi ya me estaba esperando para salir al colegio.
—¡wow! si no fueras mi hermana te juro que te pediría que te cases conmigo.

—callate Hoseok....aunque en realidad no somos hermanos. —Si, Hoseok  y yo, no compartíamos los mismos genes sanguíneos. Siendo el,  hijo de mi padre o más bien padrastro. Mi madre se separo de mi padre real cuando yo tenia cinco, tengo pocos recuerdos de el y ni siquiera puedo recordar su cara. Después de que el se divorcio de mi madre, no lo volvimos a ver. La parte económica era lo único que obtenía de el, como si el dinero me brindaría el amor de padre que necesitaba y que el no era capaz de darme por su ausencia. Dos años después mi madre conoció a Jung Songbin quien era ejecutivo y propietario de gran parte de la empresa y muchas otras más. Se conocieron por vario tiempo y luego decidieron casarse, cuando nos mudamos a su enorme casa, me encontré con una gran sorpresa Songbin tenía un hijo de dos años mayor que yo con quien podía jugar. A modo que pasó el tiempo lo consideré como mi propio hermano.

—estas diciendo que no me consideras como tu hermano. —murmuró con la mano en su pecho haciéndose el ofendido.

—solo es una broma, mi querido hermanito. Yo te amo mucho y eres el único hombre en mi vida.

—espero que así sea okay. No dejaré que te cases antes de los treinta.

—por que mejor no me metes a un convento de una sola vez. Digo, si es tanto tu afán de mantenerme  virgen. —hable divertida.

—No en eso Jung. Solo que quiero protegerte de lo lobos hambrientos que buscan una presa.

—Hobi no soy una cabra. —fingí no entender lo que decía. Me causó gracia ver que me miraba con cara de poker face. —ok, si, ya entendí lo que quieres decirme, pero no me hables con tus metáforas por que me cuesta entender. Dime una cosa ¿quien podría fijarse en mi?

—¿hablas en serio? Solo mira, cambiaste todo de ti. Te prefería pachoncita, ahora tengo que estar todo el tiempo detrás de ti para ver que nadie te eche los perros.

—ay, ya Hoseok  deja tus celos y vámonos que se hace tarde.

Salimos de casa y comenzamos a caminar hasta el cole como siempre hacíamos. —hobi ¿caminaremos? —Si pequeña, como de costumbre. —pero yo no quiero caminar. —tan rápido cambiaste de parecer, ¿ya no quieres caminar conmigo? —si quiero pero.....no nada. Solo apresuremos el paso, se hace tarde.

Simplemente había pasado de alto a hobi. Si me veían llegar con el todo se irá por el caño. El no sabia mis intenciones de todo este cambio. No quise hablarlo con el por la obvia razón de que me lo impediría, y más si se tratase de hacercarme al engreído y déspota de Park JiMin que tanto daño me a echo. Pero no tuve otra opción que quedarme  y llegar con el.

Llegamos al instituto y como era de esperarse las miradas de casi todos se hacían notar. Algunos murmuraban por lo bajo con los demás, y otros no muy discretos preguntaban en voz alta quien era yo. Era extraño sentir muchas miradas sobre mi, nunca fui alguien a quien le gustará atraer la atención intencionalmente. Siempre trate de ser alguien invisible e irrelevante para los demás. Aunque no todos  estaban acostumbrados a ver a alguien con sobre peso, para ellos era como un pecado capital ser de contextura ancha; y uno de ellos era Park. Esa diferencia conllevaba a que se mofaran todo el tiempo. Y a otros les daba igual.

~DULCE VENGANZA~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora