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Perdón por él tiempo ausente, y ¡Qué viva México, sí señor!.

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—¿Estas bien? —Pregunto el chico mientras miraba la cara afligida del moreno.

Pedro volteo y le sonrio.

—Claro, estoy bien, gracias —Contesto sin ánimo alguno. Todo era una mierda, estaba frente a su hijo que no lo había visto desde hace años y no tenia el valor para tanto siquiera abrazarle y decirle que lo ama.

Estaba tan confundido, todo había sido tan rapido, él saber que su hijo se había vuelto lo bastante independiente 'sin él' le había sacado una tremenda sonrisa. Un sonrisa sincera de que no penso en años que llegaría a soltar.

—Me alegro...pero enserio, no dude en decirme que le pasa sí es que esta incomodo o tiene problemas con esto —Sonrio y se levanto de la mesa —Perdone, lo tengo que dejar, hay un pequeño problema en un poblado cerca de aquí y necesitan mi ayuda. Estese comodo, esta es su casa. Por cierto, si quiere  tomar aire o ir a la ciudad, toma el auto, las llaves están alado de la puerta. Adiós, nos vemos señor Pedro.

Y salio.

Pedro empezó a mirar su comida realmente no tenia ganas de nada, un sollozo escapo de sus labios y luego fue hecho un llanto desesperado, le dolia, una parte de su cuerpo quemaba, era su hijo, su misma sangre, aquel quería hizo cambiar su vida por completo y volverla una maravillosa. Aquel que amaba tanto.

—Sí tan solo pudiera...—Estampo su cara contra la mesa y empezó a rasguñar la madera de esta — Si tan sólo tuviera el valor — Sus ojos se llenaron completamente de lagrimas, un sentimiento más grande que la tristeza le había llegado, un vacío. —Te necesito...papá te necesita, esta aquí, papá esta aquí, no temas...

Y recordó sus ultimos días con él.

Alex había tenido una pesadilla aquella noche por lo que decidió visitar la cama de Pedro, él mexicano le permitió quedarse con él, ya que realmente él también se sentía solo, abrazo a su pequeño y le dio un beso en su frente, este también le correspondió un dulce abrazo padre e hijo.

—Dad, tuve una horrible pesadilla...cuentame una historia, porfavor...—Él niño sollozaba en sus brazos y el corazón de Pedro dio un vuelco.

—No temas pequeño— Acaricio su cabecita —Habia una vez una mamá pato, ella amaba mucho a su hijo, pero un día Mamá pato fue raptada por una terrible...enfermedad y el pequeño patito tuvo que vivir solo, ¿Pero sabes qué?, él le prometio a mamá pato que lucharia por sus sueños aun ella no estuviera, así mamá pato estaria feliz. Pato creció y se hizo un pato gigante y su mamá pato estaba feliz viéndole de un lugar mejor. Mamá pato estaba feliz, muy feliz. —Él niño estaba durmiendo ya, Pedro sonrio y se acostó con cuidado alado de él quedando dormidos los dos. —Prometeme que nunca olvidaras a mamá pato bebé...—Dijo en susurros antes de caer dormido.

Mamá pato no murió, volvió y recuperaria a su pequeño.

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⏰ Última actualización: Sep 19, 2018 ⏰

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