Hoy como nunca, no siento estar viviendo, siento que los demás controlan todo lo que tiene que ver con mi vida. Todos los acontecimientos surgen porque otros quieren, porque lo deciden los demás y nunca tengo valor de voto. ¿Por qué son así las cosas?¿De verdad que valgo tan poco? Sólo si me ven a un extremos son capaces de reaccionar y darse cuenta de lo que causan. Es una situación hartante. Saber que tengo que llegar a eso para que tomen en cuenta mi opinión, mi palabra.
¿En qué momento me volví tan debil? Por dentro creo que siempre lo fui. Sólo que no me gusta definirme como tal, no me gusta sentrñirme así. El no poder expresarme libremente con nadie de los que me rodean, me inmoviliza, me paraliza, me deja sin voz y me saca todo poder que posea sobre mi cuerpo.
El no querer decir o hacer nada por creer que no es debido por mi parte, me ciega de la capacidad que creo que puedo llegar a tener. Me aterra no saber cuál es mi verdadero potencial. Creo firmemente que puedo ser más de lo que soy, pero no me esfuerzo. Por lo contrario, me freno. Me detengo cuando puedo lograr algo y me pregunto si es realmente lo que quiero hacer... o si es lo que debo hacer.
No pido mucho y aún así parece ser difícil. Siempre que parece que estoy a punto de alcanzarlo, éste se aleja más y más, pero no corro por intentar llegar a él.
¿Soy lo suficiente como para siquiera intentar?
Estar cadenas parecen nunca abandonarme.
El conformarse parece la opción más hábil. Pero no es lo que quiero. Y aún así sigo cediendo. Por miedo.
El miedo me controla.
No quiero que lo haga más.
Pero no sé cómo escapar.
