No hace falta que una persona llore para saber que algo le está afectando.
Siento que ya no encajo con nadie. No puedo estar con gente que ya conozco porque no siento que pertenezca ya al mismo grupo de siempre. Las amistades cambian y junto a ellas, la confianza y el tiempo que se pasa en compañía. Dejo de tener ganas de estar acompañada y decidí quedarme en solitario, pues es lo que menos me afecta.
No creo poder contarle mis cosas a cualquiera, los demás ya tienen demasiados problemas como para abrumarlos con los míos y con mis constantes inseguridades. Mis ganas de volver al pasado y retomar las viejas memorias son indescriptibles. Ya no es así y me cuesta aceptarlo. Todo cambió y siento que un arma está apuntándome constantemente, la cual no sé cuándo va a disparar, y hay veces que realmente deseo que lo haga, que haga que ocurra un cambio repentino en mi rutina y en lo que me rodea.
Todo esto no significa que quiera terminar con lo que ya tengo, sólo quiero que todo vuelva a estar bien, que me tomen en cuenta, ser especial para alguien, o aunque sea enterarme qué es lo que pasa con las personas que quiero y no por eso que sea como antes... sólo... quiero ser feliz.
Estoy harta de seguir sufriendo, los problemas se incrementan a medida que avanza el tiempo... cada vez falta menos, y quiero que ese momento llegue rápido.
Ya no puedo más. No sé si aguantaré por mucho tiempo...
Necesito a esa persona... a la que todavía no existe en mi vida, esa que logre cambiar mi perspectiva y la forma en la que me afectan las cosas, aquella con la que me pueda respaldar los días de lluvia, pero también disfrutar con ella de los días soleados.
Odio depender tanto de los demás. Odio que el estado de ánimo de los otros también me afecte a mí. Y me odio completamente por sentirme tan incapaz de poder hacer algo por el otro.
La nostalgia y la impotencia siempre fueron y son mis peores enemigos.
