2:Me Duele.

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Al día siguiente no recibí noticias de Yami, ni siquiera una llamada de su parte... Pero supongo que eso estaba bien, quiero decir debe de estar con la bruja pasándola "bien".

Gruñó molesto de solo pensarlo, aprieto las correas de mochila.

Mi Yami, mi pobre y querido Yami, ¿por qué no te das cuenta de la persona con la que tratas?, me duele pensar que algún día esa chica te llegue lastimar.

Tu no estas para eso... Tu estas para recibir amor y cariño.

Algo que yo te puedo dar, pero se que solo me verías cómo un amigo nada más.

Me quito la camisa debido al calor que hace en mi habitación, me pongo sobre el suelo en posición de lagartija y comienzo a hacerlas, eso despejar a por un rato mi mente.

Aún que me es imposible.

Cada vez que pienso en Yami, el recuerdo de sus ojos rojos abruma mi mente y no sólo son sus ojos, es todo de él; su carisma, su cuerpo y forma de ser. Todo de él, es perfecto.

Sí el me diera la oportunidad de mostrarle mis sentimientos, ¿me aceptaría?.

Cada vez que me lo pongo a pensar me lleno de valentía, pero también de temor.

Yami aún es inexperto en estas cosas, si yo lo presionó él podría confundirse y hasta alejarse de mi, pero cada minuto que paso sin él, es cómo un martirio para mí.

Se que solo llevó medio año desde que me volví su mejor amigo, pero es qué... Me atrajo desde que lo vi por primera vez.

— Yugi, Yami te busca. Quiere hablar contigo. —

Mi abuelo entra a mi habitación y sin avisar, es típico de ese viejito entrar y no llamar a la puerta, algún día de estos le pondre otra cerradura a mi puerta para que no pase, ya me agarro una vez follando con un chico mayor que yo.

¿Hubo problema?, obviamente que no. Mi abuelo sabe que soy bisexual y él es muy distante conmigo cómo yo de él, jamás nos hemos puesto hablar ampliamente, pero las veces que hablamos son solo para asuntos importantes que pasan en la familia o en el trabajo u colegio. Otra cosa por la que no somos tan cercanos, es por qué el casi no está en casa, por lo que se podría decirse que es prácticamente mía o es lo que me ha dicho cuando me dijo que cuando el muera me quedaré con la casa, ya que cómo soy el único cercano a él y que lo entiende, me otorgó por lo menos ese regalo en su lecho de muerte.

Debo decir que en la manera en lo que me dijo no me agrado, pues aún que no somos muy cercanos, es el único que me aceptado, sea como sea, el día de su muerte lloraré, pues me quedaría solo.

— Por supuesto. — Conteste de vuelta levantándome, tome una pequeña toalla para secarme el sudor, avance algunos pasos, ni siquiera pude salir de mi habitación cuándo fui rodeado por los brazos pequeños de Yami.

—Estaré abajo. No hagan mucho ruido. —Me dijo de forma huraña mientras se iba dejándome con un Yami oliendo a alcohol.

—Adiós abuelo. — Le conteste de forma neutra. Él siempre confunde las cosas, aun que sabe que Yami es mi amigo él tiene la idea de que lo único que quiero con Yami es follarmelo y dejarlo de lado.

Pues el viejo está muy equivocado.

Cerré mi puerta nuevamente y luego volví toda mi atención a Yami, intente separarme de Yami, pero el cada vez se aferraba a mi.

—Yami, suelta me. —

—No, quedate así.. —Sus palabras se arrastraban, el olor a alcohol era fuerte.

— ¿Tomaste?. — Aún que era muy tonto preguntar por eso, necesitaba saber que había sido por su propia mano y no por qué se haya involucrado con él resto de perras que tenía por amigas Martha.

— Yo... — Levantó su rostro mientras sonreía, la cara de borracho que poseía era evidente. — Eso creo. —

—¿Eso crees?, ¿donde estuviste?, ¿Y Martha?. — Seguí cuestionandolo mientras me lo quitaba de encima, su agarre se había aflojando y ahora lo dirigía a mi cama para poder sentarlo y conseguir respuestas del por que estaba en un estado alcohólico.

Yami era menor de edad, no podía beber por su propia cuenta. Él era un chico de casa, un chico bueno y para qué él haga este tipo de cosas debía de estar influenciado por alguien y esa era Martha.

— ¿Martha?. — Su rostro cambió a uno más serio. — ¿Te refieres a la puta que se está cogiendo al profesor de matemáticas para poder pasar? ¿A esa Martha te refieres?. —

Admito que me a gustado que Yami abriera los ojos por saber quien era en realidad Martha, pero que viera a ese mujer cogiendose al profesor de matemáticas, eso no me gustó en nada.

Yami no conoce muchas cosas sobre el sexo, a lo mejor conoce lo de la masturbacion y eyaculacion, las relaciones sexuales; sabe lo que es la teoría sobre tener sexo y sus consecuencias, pero hay un fina línea que los separa, sobre ejercerlo y no hacerlo.

Además él creía en eso del primer amor que siempre perdurará en su mente... Ahora por lo que veo esos cuentos de hadas sobre el amor con los que siempre a estado ilusionado se han borrado de su mente.

Pero, ¿por qué está alcoholizado?.

—¿Te emborracharon?. — Seguí preguntando.

Él negó y en cambio él me sonrió .

—Ahora se que es un mal de amores, ya se por que se emborrachan después de una ruptura. Pará que no duela tanto. — Me dijo.

—Ahg, Yami, ¿qué haz hecho?. Tu no eres así, ven que te ayudo a ir a la ducha, apuestas alcohol. — Intente levantarlo pero el en respuesta, me empujó.

— No... No quiero que me saques de este estado, cuando me hagas reaccionar yo... Yo... —

Sus ojos se le llenan de lágrimas.

Oh, Yami.

— Lloraras. — Terminé su frase mientras sus lágrimas comienzan a escurrirse por sus mejillas. — Se que es tu primer engaño, pero Yami, habrá más personas que vendrán a tu vida, te prometeran mil cosas y la plena felicidad, algo que no es por siempre. Debes de tener en cuenta que siempre habrá personas que te lastimaran. —

Yami agacha la cabeza, se está resignando a lo que estoy diciendo. Puede que esté borracho, pero no es ningún estúpido para saber que lo que digo es la verdad.

— Entonces tú... — Me volvió a ver. —¿Me lastimarias? ¿Me heririas de tal forma que ella?. —

No puedo decir que no lo lastimare, por qué lo haré... Solo puedo quedarme a su lado el tiempo que el me lo permita y el tiempo que yo desee estar con él.

Porqué se, que el amor es un veneno que te mata lentamente y que está disfrazado de alegría y felicidad temporal.

—Sí, Yami. Te lastimare. —Conteste con pesar en mis palabras.

—Pues yo no me atrevería a lastimarte. Ni a herirte. — Me dijo, quedé impresionado y cautivado por sus palabras.

Eres muy adorable Yami, pero no importa lo que digas o hagas, los humanos están hechos para lastimarse los unos a los otros.

Y me duele aceptar, que Yami me lastimara mucho más adelante.

— Sí, lo que dices es cierto. —Me dijo. —Por favor, no hagas que me duela tanto. — Al finalizar esas palabras, se desmayo, apenas y pude sostenerlo en  mis brazos para que no cayera al suelo.

*Continuará...

Apaga la luz |Puzzleshipping| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora