Capitulo 4

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  Subo a la habitación dispuesta a dormir, y luego de un par de horas no logro coincidir el sueño. 

11:09 

— Creo que debería saber algo, ¿No crees? 

La voz de MaryAnn se hace presente en la habitación, no tenia idea de que seguía despierta o de que había despertado. 

— No creo que debas hacerlo.

—  ¿Pero por que? — Pregunta

— Porque es mi mayor secreto, algo muy doloroso y no me arriesgare a partirte en mil pedazos haciendo que te enteres ahora. En su momento todos lo sabrán. 

  — ¿Todos? Te recuerdo que tanto tus padres como León ya están enterados.

— Mis padres se enteraron incluso antes que yo, y si León lo sabe es porque sabia que solo seria una grieta en su vida.

— Prometo que también sera una grieta para mi.

No lo será, la destruiría completamente, no quisiera verla mal, como le dije en su momento ella y todos los demás lo sabrán y espero no estar presente para ver tal dolor. 

— No prometas cosas que no vas a cumplir, sabes cuan importantes son las promesas para mi.  

Para mi las promesas son los cristales mas valiosos, de manera en la que si sostienes uno con otra persona y lo rompes, no solo tus manos saldrán heridas, sino también las de la otra persona, y podría dejar cicatrices. 

Por los momentos solo sostengo en mis manos dos cristales de promesas que no pienso romper jamas. 

Al día siguiente noto a MaryAnn muy distante conmigo, y se a la perfección que tiene sus razones, probablemente se sienta mal, pensara que no le tengo la confianza suficiente para compartir mi mayor secreto con ella, pero no es el momento. 

Decido llamar a León para que me de algún consejo con respecto a ello, puesto que si llamo a JC o a Danny ellos querrán sacarme mas información de la que deberían saber y serian dos problemas mas que no necesito. 

— Epa, presiento que te ha pasado algo, hablemos de eso, tenemos que hablarlo.

 Quizá León no sea la persona mas desocupada del mundo, quizá no me haya contestado las ultimas cinco llamadas pero ahora que lo hizo sabe perfectamente que algo me sucedió. 

— Anoche estuve apunto de decirle todo a MaryAnn.

— bueno, la verdad siempre se sabe.

Odio que sea tan cruel y que a la vez sus palabras sean tan ciertas.

 León siempre tiene la razón, es algo increíble. Su mentalidad no parece la de un chico de diecisiete años; sus palabras suelen ser tan reales y precisas que a veces me deja la mente en blanco. 

— En eso tienes razón, y la verdad se sabrá solo que no se como hacer para que no se sepa justo ahora. 

— No puedes hacer nada en contra de eso, si se tiene que saber se sabrá y si no, dale tiempo al tiempo y se enteraran.  

—  ¿Que me aconsejas?  

— Que no seas tan evidente  — Opina— Estas actuando de manera distinta, ¿Sabes? desde el día en que te conocí a ti y a tus amigos me di cuenta de que ellos habían notado algún cambio en ti, probablemente ellos piensen que ese cambio se debe a mi, pero no es así. 

— No, yo cambie debido a que quería pasar tiempo con todos, no tiene nada que ver con tu llegada. 

 — Lo se, pero trata de actuar normal, no pasa nada.

Le agradezco por sus llamadas y quedo con el en que venga en un par de horas a casa para tocar el tema mas a fondo. 

Al final del día logro despejar mi mente y analizar un poco la situación. No estoy llegando a nada; pues mi objetivo es quedar bien con cada uno de mis amigos, pasar el tiempo necesario con ellos, disfrutarlos y que ellos me disfruten a mi, pero solo estoy haciendo que los problemas broten. 

Una vez alguien me dijo que si caemos debemos levantarnos y eso es lo que haré. A medida que pase el tiempo todos los problemas me harán caer, y sabre como levantarme por mi cuenta. 

Corazón de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora