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6:00 A.m. Me desperté con el ruido de mi celular, no quería abrir los ojos, me pesaban los parpados y me ardían las pupilas, había estado hasta las 3:00 A.m. en la agencia entregando el papeleo de la ultima misión…
La llamada insistente me indicaba que era el trabajo, ¿que no me podían dar un solo día de descanso? ¿por qué siempre tenían que estar llamándome para nuevas misiones?, entiendo que soy la agente mas “eficiente” ya que siempre terminaba los trabajos rápido, mi teléfono seguía sonando así que decidí abrir los ojos y contestar.
-Jennifer, tenemos una nueva misión para ti, ¿aceptaras?-habla apresurado, imagino que era seriamente importante para él.
-¿De qué se trata Luís?.-me reincorporé enseguida, al escuchar esas palabras que desde hace unos años, me encantaba escuchar.
-Es un sospechoso que tenemos, se cree que esta tratando un negocio con mercancía para los rusos, la misión consiste en que te infiltres en su compañía, le saques información a costa de todo y si es cierto lo que pensamos será una misión rápida, de máximo una semana, ¿lo aceptas?
-Si, ¿de qué mercancía estamos hablando? ¿Cocaína?
-Exactamente, necesito que vengas a la base, te daremos mas detalles aquí.
Nueva misión, a veces mi trabajo me exigía demasiado, pero… fui yo quién decidió aceptarlo, mis padres dicen que a los 20 años las personas deben disfrutar lo que les queda de adolescencia, pero yo no pienso el perder tiempo, tengo 20 años, un trabajo que me apasiona, mis tiempos libre me los dedico (cuando los tengo). No necesito más.
Estaba algo descuidada desarreglada mi cabello negro parecía un nido de pájaros, casi nunca iba la peluquería y ni se diga arreglarme yo, estaba en forma por eso Luis dijo “a costa de todo” y yo sabia perfectamente que era ese “todo”, si era necesario tener que seducir a ese fulano, tendría que hacerlo, me peine un poco y deje mi cabello suelto, no tenía que vestirme, puesto que tenia la ropa de la última misión, me mire un segundo al espejo e hice el amago de sonreír, pero la verdad es que mi aspecto era patético, ninguna chica de 20 años debería lucir así, pero esto a mi no me incomodaba.
Me dio un último repaso-una maraña de pelo negro, con ojos verdes irritados. Si, toda una súper modelo-. Todas las chicas quieren dinero para poder ir de compras, o al salón de belleza para arreglarse, y trabajan para eso. –Pensé- yo tengo dinero y ni a esos lugares puedo dirigirme” Reí ante la ironía.
Salí de mi habitación y le escribí una nota a mis padres, explicándoles que tuve algo que hacer y que volveré en la tarde. Tomé las llaves de la casa, las de mi auto y salí de allí asegurándome de no hacer demasiado ruido.
Subí a mi auto, era muy bonito, un auto deportivo Lamborghini negro, lo encendí y arranque directo a la base de la compañía
Conduje tres calles hasta que me tope con un semáforo que estaba en rojo, faltaban 20 segundos… lo ví en la pantalla que estaba al lado de las luces de colores del semáforo, me quede observando atentamente para esperar al cambio de luz…. Ahora 10 segundos, estaba comenzando a desesperarme, tenía que llegar rápido a la agencia.