Capítulo único

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Desde que tenía uso de razón que había sufrido las peores atrocidades que una persona (o niño, en su tiempo) podía haber pasado; sus padres le habían abandonado antes de tener la edad suficiente como para retener recuerdos, su vida en el orfanato se había convertido en un infierno real, del que no podía escapar. Constantemente se le era recordado que su nacimiento no había sido más que un error de Dios, que su existencia no era necesaria en ese mundo.

Y comenzaba a convencerse de eso.

Cuando fue echado del orfanato, condenado a vagar hasta que su cuerpo no tuviera más fuerzas y desfalleciera en algún rincón del mundo, sin la compañía de nadie, creyó que su fin había llegado.

Pero la vida le había dado una segunda oportunidad, como si quisiera compensarle todo el sufrimiento por el que había pasado en sus dieciocho años de edad.

Cuando conoció a Dazai Osamu y se volvió su mentor, el mundo se tornó de otro color.

En la Agencia había conocido lo que era una familia, el que alguien se preocupara por ti y velara por tu seguridad. Conoció lo que eran los amigos, una comida echa con amor y cariño. Conoció por primera vez lo que era el amor.

Pero toda la felicidad tiene su precio. Y lo descubrió de la única manera en la que su corazón no había sido roto...

La primera vez que había estado con Akutagawa, ambos se habían jurado la guerra sin quererlo realmente, pero ambos habitaban en el lado contrario del mundo, lo que la naturaleza los convertía en enemigos de forma inmediata.

La segunda, solo había servido para darse cuenta que en realidad no eran tan diferentes el uno del otro. Pero eso obviamente, no lo iban a aceptar.

Cuando Dazai intervino en su relación, uniéndolos en la batalla y conversando civilizadamente por primera vez desde que se conocieron, lograron comprenderse mucho más, y el corazón de Atsushi comenzó a sentir cosas que en su vida había sentido.

Desde ese momento, sus encuentros se habían vuelto más cotidianos, aunque el rencor entre ambos estaba muy lejos de disiparse.

Luego de un tiempo, Fyodor apareció complicando las cosas, haciendo que nuevamente el Shin Soukoku tuviera que hacer aparición, en la lucha contra Iván para llegar al escondite del ruso. En ese momento, cuando Akutagawa le entregó a Rashoumon y le ocupó como si fuera su propia habilidad, es que su corazón tuvo un giro y cayó en cuenta de sus sentimientos.

Y cuando por fin estuvo en la soledad de su cuarto, lloró. Lloró por él, lloró por la situación y lloró porque Dios y la vida volvían a burlarse de él. Porque su amor nunca sería consumado y tendría que vivir con la daga en su corazón, punzándole el alma y llorando en silencio.

Pero cuando pensó que la vida no podía ser peor, la batalla final había llegado, y cuando en el clímax, solo a momentos en el que se solucionara todo, pasó lo inesperado, se dio cuenta que siempre la situación podía ser peor.

Todo fue demasiado rápido, en un momento Fyodor iba directo a arremeter contra él y en el otro, Akutagawa estaba abrazándole, protegiéndole y recibiendo todo el impacto.

Su garganta dolió, gritando su nombre, mientras todo se teñía de rojo carmín y sus ojos comenzaban a nublarse.

Lo último que alcanzó a ver fueron los grises ojos de Akutagawa, mirándole con un brillo especial que nunca pensó correspondido y sus manos ensangrentadas tocando sus mejillas.

Y finalmente, desfalleció, cayendo inerte en el helado suelo.

Lo siguiente, son recuerdos difusos que no alcanza a comprender, y cuando ya estaba consciente, Fyodor resultó herido de muerte, el libro se encontraba en sus manos y ya todo había terminado.

Vio como Chuuya, junto a Dazai, quien le cuidaba por haber usado corrupción minutos antes, sujetaba el cuerpo de Akutagawa, con finas lágrimas recorriendo sus mejillas.

Y se sintió de la misma forma. Su corazón estaba roto y la habilidad del tigre no podía repararlo.

"Si tuvieras un deseo que pedir, ¿qué sería?" habían sido las palabras de Dazai, una vez que dejaban el campo de batalla.

"¿Que qué pediría?" pensó "Simplemente una nueva vida, donde todo sea bueno desde el comienzo... Tener su alma sanada y conocer la felicidad"

No era mucho pedir, ¿no?

Esa noche curó sus heridas, comió su cena preparada por Kyoka y durmió, pidiéndole a Dios compasión.

Se durmió y nunca más despertó.

Abrió sus ojos y sintió la fuerte luz contra ellos. No podía distinguir nada más que sombras. El ruido del lugar era lo suficientemente fuerte para alterarlo.

Estaba asustado.

"¡Es un niño!" escuchó exclamar a alguien, mientras sentía como lo envolvían en una tela.

"¿Qué está sucediendo?"

Lo siguiente que sintió fue que era entregado a otra persona y era abrazado cálidamente. Reconocía esos brazos y ese tacto.

No puede ser.

Sintió unas fuertes ganas de llorar, pero llorar de la emoción.

"¡Mira, Chuuya!" Sí, no estaba equivocado, era su voz, la voz de su antiguo mentor "Tiene unos pulmones sanos, jaja"

La alegría lo embargó en cuanto fue colocado en el pecho de quien era ahora su madre. "¿Esto es lo que se siente el calor maternal?" meditó mientras pegaba más su cuerpo con el de su progenitor.

Y con sus últimos momentos de recuerdos de su vida pasada, agradeció a Dios por la nueva oportunidad que se le fue concebida.

Oportunidades - Atsushi Nakajima (Bungou Stray Dogs)Where stories live. Discover now