[ Ephemeral ] MATTEDD

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Conocía ese tic tac y ese olor, había estado en esa habitación muchas veces ya. Gracias a sus aventuras, gracias a los muchachos.

Se quejó cuando al mover su mano la aguja se clavó un poco más. Veía el líquido gotear poco a poco para luego deslizarse lentamente por la sonda.

"Deshidratación" pensó.

Pues claro, luego de cuatro días vomitando...

"Matt." La voz anodina de Tom no era lo que esperaba en ese momento.

"Tom, Tord." Saludó con un movimiento de cabeza a ambos y una débil sonrisa.

"¿Te sientes bien? Te ves peor que cuando te golpeé en el ojo" ¿Era posible una risa con acento extranjero? Tord lo hacía posible.

"Un poco mareado"

"Cinco bolsas de suero, amigo."

"Al menos no perdiste un brazo"

"Tienes uno robótico" Tom le golpeó con el codo.

"Soy un ciborg" e imitó un par de ruidos extraños.

"Eres un tonto"

Río, le dolió el pecho y tosió un poco. Sintió un pétalo en la lengua. Miró a los chicos en sus asuntos y se lo tragó.

Le gustó la idea de que Tord fuera un ciborg, eso daría de que hablar. Se entretendría fantaseando con qué hubiera pasado si perdía la cabeza... Y luego lo descartó, no estaría en este mundo para molestar a Tom.

Tom, quién diría que esa falta de ojos empeoraría y quedaría ciego. Completamente desprovisto de contemplar, quedando a merced del tacto y el oído.

Por suerte estaba Tord, él y... Edd.

"¿Donde está Edd?" Preguntó sin pensarlo mucho.

Tom giró su rostro a su dirección y a tientas buscó una silla.

"Torpe, ya te ayudo" el noruego arrastró una silla por detrás y lo ayudó a sentarse a un lado de la camilla de Matt.

"Gracias, estúpido. Ahora vete que quiero hablar con el naranjito"

"Lo que sea" río y cerró la puerta de la habitación para ir, quizás, a coquetear con alguna enfermera.

"Edd está en casa. Le dolería verte en estas condiciones." Habló.

"¿Sabes cómo estoy...?"

Un varillazo le golpeó ligeramente la mano sin la intravenosa.

"Puedo ser ciego, pero no estúpido. Yo estoy pagando tu estadía aquí. Sé todo."

"¿Todo?"

"Las flores. ¿Porque no me dijiste nada? ¿Porque no nos dijiste nada?"

"Miedo..."

"Orgullo." le corrigió.

"No quiero dañar a nadie."

"Te estás dañando a ti mismo. No dices nada, no hiciste nada y ahora mira cómo estás" el de sudadera azul posó su mano en la ajena. "¿Quién es?"

"No lo diré"

"Me da lo mismo..." Gruñó Igualmente morirás. Inspiras lástima."

"Te da igual que muera."

"A ti también ¿O no?" Dijo con voz severa.

Suspiré.

"¿Porque tengo hambre?"

"Lavado de estómago. Pero para mañana ya estarás vomitando de nuevo"

Tom podría haber sido un hijo de puta en muchas maneras, con indiferencia, terco, rencoroso. Pero algo había cambiado desde esa visita al médico. Desde esos resultados. Desde esa operación. Pero seguía siendo Tom. Sólo yo me daba cuenta qué había cambiado.

"Es Tord"

Era un bastardo, un maldito bastardo. ¿Orgullo? ¿Narcisismo? Mierda, no. Estupidez.

"Esta bien." Tom no ocupaba gafas oscuras. No las necesitaba, todos se habían acostumbrado a ver esas cuencas vacías. Pero en ese momento creo que el británico deseo con todas sus fuerzas un par. Porque así podría haber ocultado las lágrimas que amenazaban con salir.

"Está bien..." Se levantó y caminó con el bastón delgado hasta la puerta para luego salir y cerrarla detrás suyo.

Suspiré. Tom tenía razón. Doy lástima.