⁀➷capítulo 3

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Desde la llegada de Sana a Corea, siempre había sido halagada por sus compañeros, aunque ella no entendía bien por qué.
La primera en acercarse fue Nayeon, la presidenta de la clase por 4 años consecutivos. Ella le dio un tour por la escuela y algunos consejos.
Luego, Mina y Jihyo se le acercaron. Su primera impresión fue buena, y pronto se convirtieron en mejores amigas.
Debido a sus amistades, Sana no tardó en tener una fila pretendientes a los que, gentilmente, rechazaba ya que no tenía interés alguno.
Se sentía a gusto con sus dos amigas. Con Mina podía hablar en su lenguaje nativo, el japonés, que la hacía sentir en casa. Mientras que a Jihyo la trataba como a una hermana mayor en la que podía confiar.

Un día, viernes para ser exactos. Sana se quedó dormida en clase y no despertó hasta que tocó la campana para el receso y todos salieron del salón, dejándola sola.
Ella miró a su alrededor, no encontrando a nadie, pero su mirada se fijó en uno de los pupitres donde había un libro de tapa negra. Debería haberlo ignorado y seguir con su rutina pero dejó que la curiosidad le ganara.
Se acercó al pupitre y tomó al diario en sus manos antes de abrilo, encontrando unas palabras escritas a mano y a continuación un dibujo de ella, de Sana.

Querido diario:
Esta es mi primera vez escribiendo en un diario, lo cual es raro y un poco tonto pero necesito hablar mis sentimientos. No puedo hacerlo con mis amigas, porque están cansadas, ya que lo he hecho tantas veces que si escuchan el nombre de Sana de nuevo me van a asesinar.

La mencionada frunció el ceño, un poco confundida. ¿Esta persona gustaba de ella? ¿Quién había escrito esto? ¿Hay más dibujos? Miles de pensamientos viajaron por su mente en ese momento. Solo había una sola forma de responder sus preguntas:
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momo is a loser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora