Han pasado dos días sin saber nada de mi mejor amigo, eso me tenía nerviosa y preocupada. Lo había llamado y mandado mensajes, pero no respondía, solo leía los mensajes.
Me debatía entre llamar a Jimin o a Tae, es decir, también eran mis amigos y podían decirme si Jungkook estaba bien o no. Pero estaba la posibilidad que él no hubiera dicho nada de lo ocurrido con Sook y no quería meterlo en problemas. Tampoco podía ir a la empresa de nuevo, sería sospechoso ir demasiado seguido.
Gruñí y apreté con más fuerza la masa de galletas entre mis manos.
La vida sería más fácil si me hubiera vuelto mejor amiga de Jimin o Tae, o mejor, que ninguno de ellos hubiera quedado encantado con los dulces que se vendían en la dulcería, así no me hubieran visto, no hubiéramos hablado y nunca no hubiéramos conocido, por lo tanto no estaría preocupada en este momento.
Quizás Emma tenía razón, debía conocer a alguien que hiciera que me relajara un poco.
Intente llamar a Jungkook de nuevo cuando tuve mi descanso a mediodía sin ningún cambio en el resultado y decidí dejarlo en paz, puede que necesite asimilar...sea lo que sea que le haya pasado.
Estaba terminando de colocarme mi pijama para irme a dormir cuando sonó el timbre del departamento. Me sorprendió, nunca recibía visitas, menos a esa hora. Quizás solo era un vecino para quejarse o dar alguna información, pero casi me caigo de la sorpresa al encontrar a Jungkook con un bolso a su espalda. Vestido con unas bermudas, un sueter negro con capucha para taparse junto a un tapabocas. Y con una caja de pizza en las manos.
-¿Qué...?
-Tenía hambre y fui a comprar una pizza, luego pase por aquí y recordé que también te gusta y vine a traerte un pedazo.- dijo rápidamente y haciendo una señal para entrar.- es de jamón, maíz y aceitunas. Tu favorita.
Suspire y me mordí el labio. Intentaba parecer casual y ocultar que quería estar aquí. Asentí y le regale una sonrisa que él me devolvió al segundo.
Comimos en el escritorio que hacía de comedor cada vez que era necesario en silencio, un silencio reconfortante. El hecho de verlo me hacía sentir bien.
-Hoy hice galletas en la dulcería y me traje algunas, podemos comerlas como postre al terminar.- dije intentando buscar un tema de conversación ya que él parecía querer hablar, pero no sabía cómo empezar.
Asintió y le dio otro mordisco a su trozo de pizza.
Eso me alerto, él adoraba las galletas y siempre corría a comérselas antes de terminar de comer.
No intente volver a hablar con él, decidí esperar.
Mire la caja y justo quedaba una rebanada, Jungkook también se dio cuenta y le sonreí. Cada vez que eso pasaba peleábamos para ver quien se la comía, jugábamos o nos retábamos. Por lo general ganaba él.
-Cómetela tú.- dijo de forma dulce.
Casi me caigo de la silla al verlo ponerse de pie y buscar un vaso con agua. ¿Jeon Jungkook dejando el último trozo de pizza? ¿Acaso era el fin del mundo?
Nos miramos y él sabía perfectamente que no se iría sin decir nada, o yo no duraría mucho tiempo callada.
-No fui a verla.-abrí los ojos de asombro y sentí como una parte de mi bailaba y estallaba de felicidad.- ¿Puedo pedirte un favor?
Asentí rápidamente.
-No me preguntes porque.
Definitivamente él era un enigma en ocasiones, y odiaba con el alma que quisiera ocultar sus sentimientos más puros.
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Un juego de dos (Saga Pure Love #4)
FanfictionEra un juego tonto e inmaduro, cualquiera pensaría eso, pero para Jungkook y Lalisa era distinto. Se sentían bien el uno con el otro, había confianza y sensaciones que no habían experimentado antes. Si alguno olvidaba a su ex o se enamoraba de algu...