15.

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El cielo oscuro estaba estrellado, la brisa era cálida, y la luna iluminaba más que los mil faroles a su alrededor.

Aún así, a pesar de estar al aire libre y poder respirar con total normalidad y sin inconvenientes, Kyungsoo sintió asfixiarse cuando el moreno soltó aquellas palabras con tanto descaro y simpleza.

Había dicho que ese lugar donde ambos se encontraban en ese momento era su favorito porque allí había conocido al amor de su vida.

Y bueno, no tenía que ser un genio para darse cuenta de que estaba hablando de él.

No obstante, pasó o trató de hacer deslizar la saliva por su reseca garganta que estaba picando. No era consciente de que su lengua parecía estar adormecida en su boca, impidiéndole responder adecuadamente ante aquella confesión.

Carraspeó un poco incómodo, no sabiendo como actuar y acomodó sus antebrazos sobre la mesa, desviando su mirada hacia las barandillas repletas de candados a uno de sus costados.

Jongin se dio cuenta de lo que había dicho, arrepintiéndose al instante.

Era un hombre comprometido, Santo Dios, ¿Cómo se le ocurría decir semejante cosa?

No estaba mintiendo en absoluto, pero de todas maneras el ambiente se había puesto pesado sobre sus hombros y no tenía idea de cómo aligerar la situación.

-Lo siento- murmuró avergonzado, dándose cuenta que lo que había dicho estaba demasiado fuera de lugar.

Esperó una respuesta tosca diciéndole que era un desubicado y estúpido al decir eso, en cambio, obtuvo un silencio por parte del pelinegro quien se levantó de su asiento y se dirigió a los coloridos candados a unos pocos metros de ellos, que estaban puestos unos sobre otros, con algunos deseos o simplemente palabras escritas en ellos con tinta negra.

Jongin estuvo alerta cuando vio al otro levantarse sin decir nada, pensando que la había cagado y arruinado a más no poder, imaginándose a Kyungsoo dejándolo una vez más. Por lo contrario, se sintió más tranquilo y su corazón volvió a su lugar cuando el pelinegro se apoyó en las barandillas admirando los millones de candados que lo adornaban.

Sin dudarlo, Jongin se levantó también y se encaminó hacia él en silencio. Se colocó a su lado y creyó ver una pequeña sonrisa en la comisura de los labios de Kyungsoo cuando notó su presencia.

-Este lugar también es especial para mí- dijo el más bajo después de un tiempo que pareció ser eterno.

Jongin no dijo nada y se mantuvo observando el estrellado cielo que le daba una muy buena pinta a la torre iluminada que se veía imponente a pesar de estar lejos de ellos.

Kyungsoo dirigió sus dedos a los miles de candados que estaban a su alcance y sonrió para sí mismo. Jongin lo notó y dedicó su atención a él.

-¿Recuerdas cuántos candados colocamos aquí?

Jongin sonrió, realmente lo estaba recordando.

-Me faltan números para expresarlo- exageró bromeando.

Kyungsoo rió un poco y luego mantuvo la misma sonrisa suave en su rostro mientras observaba los objetos de metal con escrituras.

-Uno cada mes, durante tres años.

Jongin estaba sorprendido, no porque lo recordara perfectamente, sino porque lo decía con tanta naturalidad y sencillez que le parecía injusto que él se sintiera mal por decir que allí conoció al amor de su vida, y que Kyungsoo le estuviera recordando esos buenos tiempos sin una pizca de arrepentimiento o vergüenza.

 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐌𝐈𝐃𝐃𝐋𝐄 ➳ kaisooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora