10. Separación indefinida

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Ya dentro de la residencia Parr, el gran silencio del lugar incitó de manera inconsciente a la súper a entrar de manera sigilosa, dirigiéndose primero a las respectivas habitaciones de sus hijos quienes se encontraban profundamente dormidos. Por lo que la madre solo se limitó a entrar cuidadosamente para terminar de arroparlos debidamente y depositar un beso en sus frentes.

Una vez de regreso a la sala principal y gracias a los gajes del oficio escuchó sin problema alguno un sutiles ruidos que provenían de su súper sótano secreto, cosa que llamó la atención de Helen llevándola a investigar de qué se trataba. A medida que bajaba las escaleras, el sonido cada vez se hacía más claro permitiéndole entender que se trataba movimiento constante de unas grandes pesas.

- ¿Bob? -, preguntó Helen al ver que se trataba de su esposo quien hacía algo de ejercicio ligero con sus pesas de media tonelada, quien no escuchó que le llamaba por lo que la súper tuvo que hablarle por segunda vez logrando llamar la atención del hombre. - ¡Oh! ya has llegado... entonces, ¿ya terminaste tu misión? - preguntó Mr. Increíble sin cambio extremo en su estado de ánimo mirándola de reojo por unos instantes y después seguir con su levantamiento de pesas.

- No aún no, solo vine para.... espera ¿es así cómo me recibes después de toda una semana sin vernos? - cuestionó Helen poniendo una mano en su cintura mientra veía a su esposo continuar ejercitándose. - Bueno era normal que no nos viéramos en un rato debido a tu misión y mi viaje repentino a Canadá, ¡oh! que por cierto, qué cosa con los nuevos talentos de villanos ¿eh?, me topé con un chico que usaba goma de mascar para cometer sus robos ¿puedes creerlo? ¡goma de mascar!, la primera vez que nos encontramos el... - comenzó a hablar el súper totalmente indiferente ante la llegada de su esposa, únicamente concentrado en narrar con emoción los hechos de su última batalla.

- Que... bien cielo... - comentó con cierta desilusión Helen al ver el aparente desinterés hacia ella por parte de su esposo, por lo que esforzándose por no darle mucha importancia se dio media vuelta diciendo justo antes de retirarse - me gustaría tomar un baño, te veo en un rato -, concluyó dejando a su esposo algo confundido.

Al cabo de veinte minutos la súper bajó a la sala totalmente renovada por el baño que había tomado usando ropa de civil con una pequeña maleta en mano que contenía un repuesto limpio de su súper traje. Localizando a su esposo en la cocina quien se encontraba preparándose un café, la mujer lentamente se acercó inhalando y exhalando sutilmente mientras pensaba "es necesario" y mientras se posicionaba frente a la barra/comedero siendo nuevamente ignorada por Mr. Increíble.

Estando ahí parada ante la indiferencia de su esposo, le hizo recordar aquel peculiar sentimiento de molestia por su marido al enterarse que este sin más se iba a Canadá. Dicho recuerdo le trajo de regreso un inesperado consejo por parte de Evelyn, que en aquel momento por inseguridad no se atrevió ni a razonar, pero que ahora, después de todo lo que vivió en la última semana y al tener al frente la nueva ( o más bien antigua antes de casados) faceta de su esposo, le permitió contemplar sus posibilidades.

- Sabes, yo... | Tengo una gran noticia... - ambos hablaron al mismo tiempo y después de una risita por aquella sincronización e insistiendo Helen a su esposo para que hablada primero ella prefirió esperar para no decir algo precipitado. - Okey... ya que sigues en tu misión creo que será los niños y yo pero nos invitaron a un evento organizado por la ONU donde líderes de las grandes potencias y súpers de múltiples naciones se reunirán para conmemorar el gran éxito y desenvolvimiento de nosotros desde  la aprobación de la ley, ¿no es maravilloso? - explicó con emoción Mr. Increíble.

Parece que estaba en lo correctoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora