SEIS

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SEIS

Charlie creía que Orson estaba realmente dotado de algo increíble, pero debido a su pequeño cerebro, ese "algo increíble" nunca sería algo que él conocería, porque parecía tener súper poderes en sus ojos. Totoko se encontraba demasiado lejos de ellos, al otro lado del estadio de béisbol de la escuela, donde sería la inauguración del gran evento deportivo, y aún así Orson podía encontrar su trasero con facilidad. Asentía y mantenía una mano en su barbilla sacando el área de éste. Tenía un pequeño cuadernillo con dibujos y todo. Y de alguna forma se la había arreglado para sacar el radio del trasero de la chica más popular de la escuela.

—Debo decirte que uno de ellos es más pequeño que el otro. —Se atrevió a decir Orson. Charlie simplemente sorbió de su pajita la limonada que había comprado anteriormente y se recargó en la grada que estaba detrás de él. Cruzó sus piernas y miró de reojo al mayor del equipo mientras este anotaba más datos en su cuadernillo. —Y no me refiero a su trasero esta vez.

—Creo que eres asqueroso. —Le dijo el único chico del equipo que se encontraba en ese momento con él, aunque los asientos de los demás estaban apartados con maletas repletas de ropa deportiva y bebidas energizantes para aguantar la tarde entera. —¿No puedes ser más romántico o algo así? Digo, podrías fijarte en su precioso cabello.

—Si ella quisiera que me fijara en su cabello no subiría sus pechos de esa forma ni usaría una falda tan corta de porrista. —Charlie desvió su mirada hacia el resto de gente que llegaba a las gradas para presenciar la inauguración. —A demás, admite que adoras su cuerpo.

—Me niego a hablar de algo así contigo, Orson. —Contestó Charlie. Ambos se quedaron en silencio. Ni siquiera habían puesto música por mientras las personas se acomodaban en sus lugares. Orson guardó la pequeña libreta y se cruzó de brazos. Miró cómo la banda de música con sus uniformes brillantes de color rojo terminaba de acomodarse y sólo esperaban la indicación de iniciar. Las chicas, con sus faltas igual de cortas que las porristas, llamaban bastante la atención y no se veían tan mal como en años anteriores en donde participaban con trajes aburridos y viejos de generaciones anteriores. —Ellas se ven mejor que Totoko.

—Hm. —Orson sonrió al notar que Charlie había iniciado la conversación esta vez. —Quizás, aunque prefiero un poco la vulgaridad. —Charlie intentó no soltar una enorme carcajada, así que sólo ocultó su rostro.

Ambos se sobresaltaron cuando la banda comenzó a tocar sin aviso. Orson y Charlie se giraron en dirección al enorme campo de béisbol cubierto por el césped donde no sólo los miembros de la banda marchaban de un lado a otro formando enormes figuras o simplemente aprovechando la sincronía natural de su marcha para andar con una muestra de lo increíble que era ese club. Aunque no sólo había nerds amantes de la música clásica y siglos pasados; sino que también se encontraba el club de baile a los costados demostrando todo lo que habían ensayado, junto con algunos integrantes del grupo de teatro.

Orson se levantó incrédulo cuando vio a Karl tomando de la mano a una chica rubia de otro grado dando vueltas junto con otro club. No se esperaba que el club de teatro también estuviera involucrado en la inauguración, y se indignó al pensar que el club de zoología también podría tener lo suyo, y nadie le había dicho que preparara algo. Como una demostración de vuelo de periquitos y un perro cantante.

Karl se tomaba toda la molestia de aparentar ser un conde del siglo dieciocho bailando al son de Radetzky March. Orson volvió a tomar asiento y se cruzó de brazos para seguir admirando todo el espectáculo.

—Tú y él son bastante diferentes. —Charlie llamó la atención de Orson, aunque el menor no se molestaba en verlo nunca a los ojos. —Él se toma literalmente su papel. Aunque asusta, no parece un idiota. Bueno... a veces. Pero tú tienes siempre pinta de serlo. —Orson esperó a que Charlie dijera algo inspirador después de eso, pero simplemente se quedó callado. —Aunque pienso lo mismo de ti con Itchy.

El club de los perdedores || Osomatsu-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora