Completamente enamorado [IronStrange AU]

Eighteen

Estoy loco por ti, tócame una vez y sabrás que es verdad...

De un momento a otro las escasas prendas del cuerpo de Tony habían desaparecido por completo, la camisa obscura quedo descartada sobre la acolchonada alfombra. Stephen deslizó sus expertas manos sobre el pecho del contrario tocando la piel suave y sus erizadas tetillas que se alzaban majestuosas pidiendo atención. Llego hasta los suaves cabellos de Stark quién soltó un suspiro al sentir como esa zona era masajeada por las perfectas manos de su pareja.

El ingeniero gimió agudamente sin querer cuando la diestra de Strange le jaló con rudeza el cabello exponiendo su cuello que no tardo en atacar con besos húmedos que se convirtieron en mordidas filosas. Anthony esperaba encontrarse con un hombre tranquilo, tímido y hasta reservado, pero gratamente había desatado algo desconocido. El jalón a la parte posterior de su cabeza disminuyó cuando Stephen se alejó de él.

—Estamos ansiosos —la voz ronca del neurocirujano provoco que el cuerpo ajeno temblara por tan sensual timbre. Tony busco afianzarse de los hombros del más alto, estaba a nada de derretirse si Stephen seguía actuando tan sexy con él. Otro gemido estaba por salir de sus labios por lo que encajo sus dientes sobre estos para evitar gritar, Strange había jalado el elástico de su bóxer color blanco mientras examinaba su miembro erecto al mismo tiempo que pasaba su lengua sobre sus apetitosos labios.

Anthony Stark podía decirse un playboy y un gran conocedor de las artes sexuales, pero en ese momento se sentía como un corderito asustado que había entrado a la boca del lobo.

—Sujétate bien —no pudo más que aferrar sus piernas a la cintura contraria y sus brazos al cuello de su amado antes de levantarse del sillón en el que se encontraban para ir hasta la habitación. Los preciosos rayos del sol ya iluminaban la sala, aun así, Stephen prefirió regresar a la comodidad de su habitación, su cama era mucho más cómoda para hacer suyo a Anthony Stark.

El menor pesaba un poco por lo que batallo para abrir la puerta, pero en cuanto lo hizo el cerro de una patada avanzando sobre su alfombrado piso siempre procurando a la preciosa carga que llevaba en sus brazos. Dejo a Tony sobre la suavidad de sus sabanas provocando que este sonriera coqueto. Se alejó de sus brazos no sin antes besar suavemente sus labios, Stark soltó un suspiro dejándole ver una mirada de verdadera adoración. Distrayendo al menor con el guiño que le hizo le arranco la ropa interior blanca casi transparente que no dejaba nada a la imaginación.

—¡Eso no es justo! —el castaño hizo un puchero mientras quedaba tendido en la cama con los codos alzando la parte superior de su cuerpo —estas todo vestido Strange, eso no es justo. —ciertamente estaba en lo correcto el menor, el medico seguía con su pijama completa y no se veía con intención de retirar prenda de su cuerpo.

—¿Esto es lo que quieres Stark? —Tony se sonrojó con mayor fuerza, el tono carmín no solo estaba en su cara también había bajado a su cuello y parte de su pecho, el doctor se había quitado la camisa en un movimiento rápido dejándole sin aliento. Stephen estaba siendo de lo más descarado y le fascinaba; se levantó de la cama desnudo quedando de rodillas sobre las sabanas mientras su mirada brillaba fascinada. Strange se acercó a él mirándole fijamente, esos preciosos ojos indescifrables le desarmaban por completo. —Recuéstate como estabas —sus labios temblaron de anticipación después de que esas palabras fueran susurradas suavemente en su oído.

Regreso a su posición inicial quedando sobre la cama siendo cubierto por el cuerpo más alto de Strange quien coloco cada brazo a un lado de su cabeza sin intención de aplastarle, Tony se mordió el labio al ver su miembro apuntando hacia el mayor. Sus manos traviesas se deslizaron por el pecho trabajado del neurocirujano deleitándose con la piel ajena, suave y pálida, los dedos traviesos de su diestra llegaron hasta la cintilla del pantalón de la pijama delineando ese límite con verdadera paciencia. Relamiéndose los labios el castaño aventuro su mano dentro de la prenda encontrando lo que buscaba.