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_____ observaba todo a su alrededor, nunca había visto un espacio tan grande siendo desperdiciado pero no podía negar el hecho de que el salón en el que estaba era muy hermoso y elegante, todo tenía un color café de madera aparente, en las paredes había unos ventanales enormes y hermosos, las cortinas eran tan largas que iban desde el techo hasta el suelo y de algún tono rojizo, en el techo colgaban unas lámparas de cristal y al fondo del salón en la parte frontal había una pequeña plataforma no muy alta realmente pero para _____ lucía como un cuento infantil de princesas.
—Aquí es el salón de baile en donde siempre se organizan todas las fiestas de nuestra familia —le explicó Christopher—. Ahí en frente es donde tocan los músicos.
_____ parpadeó y volteó hacia Christopher que estaba justo detrás de ella.
—¿Y por qué hemos venido? —le preguntó.
—Porque aquí será donde te presentaré y también porque quiero que aprendas a caminar con las zapatillas de tacón...
—No tengo zapatillas —dijo ella rápidamente, no le aterraba la idea de usarlas pero si le aterraba la idea de comprar un par ya que solían ser bastante caras.
—Ahora ya tienes unas —Christopher caminó hacia un lado del salón y tomó una pequeña caja que _____ había pasado desapercibida mientras había estudiado el salón, nuevamente el modelo se acercó a ella y le extendió la caja —. Tómala —le animó al ver como ella dudaba.
Finalmente tomó la caja y al abrirla se encontró con unas lindas zapatillas negras con adornos brillosos y unas correas que se ataban a los tobillos.
—Por el momento practicarás con esas. La próxima semana ya tendrás otras más de acuerdo a la ocasión...
—¿Dices que estás no son para una fiesta? —preguntó incrédula.
—Bueno, eso es lo que pienso —Christopher dudó al verla, esas habían sido demasiado muy sencillas, cuando las compró la tarde anterior la joven que lo atendió le había dicho que esas eran perfectas para una ocasión casual le había enseñado otras zapatillas para fiestas y eventos y definitivamente eran más hermosas que esas —. La mujer que me vendió ese par me dijo que esas solo eran casuales.
—Sí, bueno yo soy una chica normal y este tipo de zapatillas para nosotras son lo mejor que buscamos.
Mario sonrió al ver su expresión.
—Tu espalda —dijo Christopher enderezando con una de sus manos la espalda de _____.
Ella se acomodó más recta y el muchacho le levantó su cabeza para que viera hacia el frente.
—Camina —le pidió y _____ empezó a caminar tratando de mantener la postura en la que él la había dejado, ciertamente era difícil sobre todo porque no estaba acostumbrada a tener sus pies tan alejados del suelo además que solía estar todo el tiempo con la cabeza ligeramente inclinada y el tener que adaptarse a caminar de esa manera le estaba costando más de lo que imaginó.
_____ se detuvo, movió ligeramente su cuello y continuó caminando manteniendo la postura anterior.
—Trata de seguir la línea del piso —le sugirió Christopher acercándose a ella.
—No puedo seguir una línea que no puedo ver si mi cabeza no está inclinada para poder tener una buena vista —dijo _____ lanzando un suspiro al finalizar.
—Tranquila, no te sientas presionada —Christopher se detuvo detrás de ella y colocó sus manos en los hombros de ella para empezar a masajearlos, rápidamente sintió como se tranquilizó.
—Está bien.
Durante casi toda la tarde siguieron trabajando con la postura de _____. En ocasiones ella se molestaba cuando tropezaba al dar las vueltas y Christopher trataba de alentarla, para finalizar la
tarde y al llevarla a su casa el muchacho la sostuvo en sus brazos para llevarla al auto y aunque ella renegó y le dio un par de golpes en su pecho él no la dejó en el suelo.
Ella se estaba tomando todo muy enserio y Christopher no quería que saliera lastimada de ninguna forma y esos tacones que había usado durante toda la tarde le habían dejado marcas rojas en los pies, se veían dolorosas, por lo que intentó ayudarla, aunque fuera solo un poco porque a diferencia ella lo estaba dando todo para mantener esa mentira que él había iniciado.

(...)

En los dos días después en el colegio había sido un poco más tranquilo, no había tantas miradas aunque la mayoría de las clases _____ y Christopher habían estado separados.
Al medio día _____ garabateaba aburrida sobre su cuaderno, el salón había quedado vacío ya que todos se encontraban en la clase de educación física pero ella había conseguido librarse gracias a un permiso que Christopher se había encargado de enviar a la profesora de deportes en donde solicitaba que ella pudiera faltar a esa clase por una lesión en sus pies.
_____ consideró que había llevado demasiado lejos las pequeñas ampollas que se le habían hecho en los pies al estar con las zapatillas de tacón durante dos tardes seguidas pero también le agradecía al muchacho que la librara de esa clase. No porque no le gustara el deporte si no porque hacía demasiado calor como para correr 5 vueltas debajo de ese abrazador sol.
—_____ —escuchó un susurró cerca de la ventana que daba al pasillo pero cuando volteó no vio a nadie, decidió ignorar eso y siguió haciendo líneas en la hoja que probablemente había dejado de ser blanca gracias a todos los garabatos—. _____ —volvió a escuchar y esta vez sí logró divisar una cabeza castaña.
—¿Mónica? —preguntó con su vista en la ventana. La chica castaña se asomó lentamente como si temiera que la vieran.
—¿Estás sola? —preguntó la chica dejando ver solamente sus ojos pardos.
—Sí, anda ven, no tienes porque esconderte —le presionó _____ contenta de tener a alguien para poder hablar o mínimo escucharla hablar.
Mónica se levantó lentamente para después entrar al salón sigilosamente.
—Me voy a ser vieja contigo —dijo _____ observándola caminar e imaginando como un caracol la rebasaba.
—¿Y si viene Christopher? —preguntó tímida.
—¿Qué importa? —dijo con tono indiferente logrando que el rostro de Mónica fuera marcado por la impresión.
—Que es tu novio. Debería importarte.
—Es mi novio —la última palabra le secó la garganta y tuvo que tragar saliva antes de continuar—, pero tener un novio no significa que deba estar con él las 24 horas del día o que esté presa.
—Pero tu novio no es cualquier chico, es Christopher Velez, el modelo que todas las chicas y algunos chicos aman —«yo no», pensó _____—. Aun no me creo que sean novios. Es decir, eres hermosa pero siempre creí que Christopher preferiría a esas modelos flacuchas de 1.80 de estatura con las que siempre posa. Aun así es maravilloso que estén juntos, lo único es que te extraño y eso que solo han pasado 3 días desde que se te declaró.
_____ vio el rostro de su amiga y vio la pequeña gota de tristeza que había en su rostro, ellas siempre salían a caminar o a perder el tiempo en cualquier lugar después del colegio pero
esos últimos tres días ella y Christopher se marchaban juntos para convertirla en la novia "normal" en idioma Christopher, que sus padres esperaban.
—Aun podemos hablar aquí y sin razón para que te escondas. No olvides que yo sigo siendo la misma _____ que conociste en la secundaria —le recordó y Mónica sonrió.
—Pero quien no sigue siendo igual es Christopher—soltó una carcajada y _____ la acompañó con una ligera risa recordando lo mismo que su amiga—. Aun recuerdo cuando le vaciaste ese tazón de fideos dentro de su camisa. Era claro que lo odiabas. Pero siempre dicen que del odio al amor solo hay un paso.
—En primera —empezó _____—. Le vacíe el plato de sopa en la camisa, los fideos los vacíe en su mochila. Segundo, no lo odiaba solo era una venganza por haber salpicado de jugo el manual que habíamos hecho para nuestro proyecto y sin siquiera pedir permiso. Y tercera, eso fue el primer año de secundaria y ahora estamos en último semestre de preparatoria, además que no lo amo —remarcó esa palabra—. Solo me agrada.
—¡Espera! —dijo Mónica clavando la mirada en los castaños ojos de su amiga—. ¿No te gusta?
_____ se mordió el labio inferior por dentro. Lo tenía muy claro, a ella realmente no le gustaba Christopher, solo le agradaba, como cualquier compañero cercano a ella, pero supuestamente todo el mundo pensaba que ellos estaban perdidamente enamorados y aunque no le gustara debía mentir.
—Me gusta —dijo—. Pero no lo amo.  

juguemos a ser novios? || CHRISTOPHER VELEZ Y TU || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora