No te tengo miedo

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Como siempre Bakugo se levantó temprano para llegar a tiempo al instituto; sus padres ya se habían ido así que la casa estaba tranquila, aunque hubiese preferido lo contrario.

Tenía mucho tiempo para pensar, volvió a repasar en su cabeza el día anterior mientras desayunaba.

Deku había atravesado la puerta como de costumbre, iba con la cabeza agachada sosteniendo su mochila con ambas manos, pero sus brazos no se veían igual que siempre, eran más... musculosos. Él sabía que Deku debía estar entrenando, desde el incidente con el tipo del lodo hace un par de meses había notado pequeños cambios en él, muy leves, pero esto era demasiado. De hecho, era imposible, no era algo que pudiese pasar en solo una semana, la contextura de una persona no cambia de un momento a otro.

Y a pesar de que le había preguntado directamente, no había querido decirle dónde había estado o qué había estado haciendo. Estaba guardando secretos, además esa actitud ¿Qué demonios estaba ocurriendo?

Hasta cierto punto había decidido no molestarlo pero esto era diferente.

De alguna forma deseaba que todo aquello no fuese más que un mal sueño.

Estuvo pensando durante todo el camino hacia el colegio cómo debería actuar ese día, quería que Deku mordiese el polvo, por más que lo intentaba no podía mantener la cabeza fría, aunque se obligaba a seguir tratando.

Deku había actuado de forma extraña, eso era verdad, pero tal vez fue algo de una sola vez, después de todo nunca se había intentado oponer a él, al menos no después de la vez en que le ganó cuando tenían 4 años.

Una vez entró al salón su mirada se posó directamente en el asiendo de Deku, quien no se encontraba ahí.

Caminó hasta su lugar y se dejó caer, levantando las piernas sobre la banca y haciendo la cabeza hacia atrás hasta que quedó casi colgando; cerró los ojos.

No había terminado de acomodarse cuando escuchó abrirse la puerta, pero no era la persona a quien esperaba, sino dos chicos y una chica cuyos rostros ni se había molestado en recordar; iba a volver su mirada al techo cuando Deku, con la cabeza agachada y ambas manos sujetando tímidamente las agarraderas de su mochila, entró en la sala.

Bakugo se lo quedó mirando de frente, sin disimular lo contrario, hasta que él también levantó la vista, puede que al sentirse observado o simplemente porque también quería ver a su amigo.

Inmediatamente sonrió llevando una mano a su rostro para rascar inocentemente su mejilla con el dedo índice.

-¡Buenos días Kacchan! – gritó alegremente al pasar por su lado.

La ira del rubio subió de nivel en un segundo, adiós autocontrol.

¿Cómo mierda se lo tomaba con tanta calma después de lo ocurrido el día anterior?

-¡Buenos días y una mierda! –Gritó mientras hacía explotar el escritorio con su quirk – ¡tú y yo tenemos algo pendiente, maldito nerd!

Con una mirada amenazadora se dirigió al lugar donde se encontraba Izuku, quien ni se había inmutado con el ruido de las explosiones e incluso se encontraba acomodando unos libros en el escritorio, mientras que sus compañeros se encontraban en la parte posterior del aula casi arrimados contra el pizarrón.

Bakugo azotó un manotazo en el escritorio demandando su atención.

Izuku levantó la vista calmado.

-¿Necesitas algo Kacchan?

El rubio explotó el escritorio hacia un lado y tomó al chico por el cuello de la camisa.

Tú no puedes ser Deku -KatsuDekuKatsu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora