CAPÍTULO II
Krell
No sé las horas que llevo durmiendo cuando oigo sonar mi móvil. Espero que sea una cuestión de vida o muerte porque estoy agotado. Siempre intento trabajar turno tarde noche, aunque al ser el responsable tengo que estar siempre disponible, un veinticuatro siete. En la oscuridad de mi habitación tanteo la mesilla de noche buscando el aparato del infierno que solo tengo ganas de lanzar contra la pared. No sería la primera, ni la última. Así de bueno tengo el carácter. Descuelgo sin fijarme en el número, me cuesta mantener los ojos abiertos.
—Krell —contesto y mi voz suena bastante enfadada y ronca.
—Soy Tabitha, te necesito, algo muy malo ha pasado. —escucho la voz de mi amiga al otro lado de la línea y suena inquita, sí que tenía que ser algo malo. Era difícil alterarla.
—¿Estas bien? —normalmente no me suelo preocupar mucho ya que es una guerrera sin parangón, pero es mi única familia, mi amiga, y mi soldado más leal. Si algo le pasara...
—Sí, yo sí ¿puedes venir? Necesito que lo veas. —No era muy habladora, cosa que yo agradecía porque era igual que ella.
—Mándame la dirección voy enseguida —contesto mientras me levanto y enciendo la luz de la habitación.
—Ya los tienes jefe. Ahora te veo.
—Hasta ahora.
Me voy directo al armario me gustaría ducharme, pero ahora mismo no era el momento, miro el reloj y veo que son las cuatro de la mañana, me he acostado hace un par de horas. Cojo un pantalón de cuero y una camiseta negra. Ese color es mi favorito para mi ropa, mi moto, mi casa, todo oscuro como yo.
Miro la dirección que he recibido en mi teléfono móvil y me quedo parado es la misma discoteca donde he estado aquella noche. ¿Qué ha podido pasar en tas pocas horas? Es algo que me preocupa mucho ya que la mayoría de la clientela de ese sitio son humanos, los cuales si descubren lo que somos estaremos todos en un grave problema.
Tengo que darme prisa y en menos de diez minutos ya estoy montado en la moto camino del lugar del incidente. No tardó mucho en llegar, aunque vivo en las afueras, en un lugar apartado en mitad del bosque. Aunque todas las razas sobrenaturales tenemos una sede central y hay algunos que viven allí a mí me gusta la soledad y la intimidad. Cuando llego y aparco veo a Tabitha esperándome en la puerta y algún que otro de mis hombres saliendo y entrando del local. Ella parece nerviosa ya que esta repiqueteando en el pie sobre el asfalto. No suele perder los nervios, así que verla de ese modo solo puede significar una cosa, malas noticias. Aparco la moto junto a la entrada y me extraña no ver a los porteros en el lugar. Me quito el casco y la chaqueta de cuero negra antes de acercarme a mi segunda al mando.
Me fijo en su aspecto mientras me dirijo a su posición, es pequeña y menuda podría engañar a cualquiera porque era una mortífera asesina, es implacable y no tiene piedad cuento tiene que ejecutar su trabajo. Es morena y tiene el pelo largo ahora mismo trenzado desde la raíz que contrasta con sus ojos verdes.
—Hola jefe —me saluda formalmente.
—Sabe que no me tienes que llamar así... —para mí es mi igual.
—Bueno siempre hay que enseñar a todos que tienen que tener respeto, sobre todo a los novatos. —me dice mientras señala con la cabeza a los muchos hombres y mujeres que están entrando y saliendo de la discoteca.
—¿Qué ha ocurrido? —pregunto dejando de lado las formalidades, está claro que no me ha llamado para charlar sobre los novatos.
—Me pase por aquí después de mi turno por si os encontraba a alguno y tomarme algo antes de irme a casa. Me extraño cuando llegué y no vi a los porteros, pero pensé que estarían atendiendo algún altercado dentro. Pero nada más lejos de la realidad cuando entré me los encontré a todos muertos...—guarda silencio un momento pensando en todo lo que ha visto.

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Krell Saga seres del submundo I
RomanceEn un mundo lleno de sobrenaturales ávidos de poder, alguien tiene que pararles los pies. Los Aniquiladores serán los encargados de hacer cumplir las leyes y proteger a la humanidad. Ellos fueron los elegidos ya que no están ansiosos por dominar al...