Imagínense un pozo, en el que encontré mis cosas mientras cavaba, pero que en si, con lo que tengo y un poco de esfuerzo puedo subir a la salida, pero no conforme y creyendo que mi saciedad y felicidad va a estar en encontrar más cosas, sigo bajando y bajando, si bien encuentro cosas, que yo creo que me complementan en el momento ignorando que cada vez me alejo más de la realidad, de la salida hasta que un día, veo hacia arriba y entiendo que ya estoy perdido, que solo tengo un movimiento que es cavar y cavar para buscar cosas que me dan un efecto efímero en mi mente. Hasta que un día, roto, ya cansado y tapando el cielo con una mano, amando la ignorancia y confundirla con felicidad, caigo, fuertemente en una cueva, una ciudad subterránea y ahí voy recorriendo, viendo que puede ser mi nuevo hogar, seguiré roto, pero simulando una salida, simulando la felicidad y así de a poco, quizás, en esa ciudad, lentamente me van ayudando a subir, no de un día a otro, ni en un mes, tiempo, eso necesito, pero me están levantando y con sabiduría, porque no volveré a caer en ese error. ¿Saben a quien me hace acordar esa ciudad que encontré después de tanto daño, de romperme tanto? Esa ciudad que me está ayudando a levantarme, que mientras esté en ella, estaré bien, porque me está ayudando a subir. Esa ciudad me recuerda a una persona...
En si, es una persona.
