Capitulo 2

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Padre?

• Adrien •

-— Adelante, Adrien — se escuchó y entre con el corazón en la garganta.

Realmente quería quedarmela, tenía mis estudios en casa y no tenía amigos, siempre andaba solo, quería tener a alguien que estuviera conmigo siempre... A diferencia de mi propio Padre.

Pase y pude ver que tenía la mirada en unos bocetos que estaba haciendo, por lo cual todavía no se había dado cuenta de la cosa hermosa que tenía en brazos.

— Que pasa?, Adrien no tengo todo el día — cuando levantó su mirada molesta hacia mí, al momento en el que miro a mi amiga... Bueno. — Que carajos es eso Adrien?! — se levantó de su asiento furioso y pude sentir que en mis brazos que se había sobresaltado ante la molestia de mi padre.

— Ehhh... Papá por favor. —chille entre dientes. - Tu nunca estás... No tengo a nadie, y ella, tampoco. La salve, estaba muerta de hambre y aún tiene una patita lastimada. - me escondí de hombros y podía sentir temblar el pequeño cuerpo que tenía contra mi pecho.

— como se te ocurre meter un perro sarnoso y callejero a mi casa?! Acaso no sabes que puede tener alguna enfermedad o cuánta responsabilidad es cuidar uno? — mi padre se acercaba más a mí y yo intentaba alejarme ante el miedo. — daselo a Nathalie ahora mismo y mejor ve despidiendote. — Nathalie entro detrás de él y mi amiguita ante mis nerviosismo del momento, intentaba safarze de mis brazos.

Estaba molestó. No tenía a nadie... Ni siquiera él estaba para mí.

— No!. Yo me la quiero quedar, yo siempre estoy solo en esta casa que supuestamente es mi hogar, tu no estas para mí! JAMAS! — eleve mi voz furioso, mi padre y Nathalie me miraban sorprendidos al tomar esa actitud tan repentina. — Ella es mi única amiga! — la acariciaba y la mecía para que intentara calmarse y se relajara. — yo puedo estar para ella, la quiero mucho... Por favor. Prometo que... No te molestará — mordía mi labio y fruncí el ceño en forma de súplica.

Mi padre y Nathalie no me quitaban la mirada de encima, analizando me y también a la pequeña pelusa que tenía en brazos.

— Nathalie — Llamo mi padre haciendo que ella volteara a verlo — llévate al perro fuera de mi casa. —

— No! No, no, no, nooo — salí corriendo hasta mi cuarto y cerré con seguro. — NO VOY A PERMITIR ESO! — la baje y la deje en la cama, tenía al orejas abajo y tenía una mirada preocupada. Al parecer andaba preocupada por mi.

De pronto la puerta se abrió gracias a que mi padre había conseguido la llave de dicha puerta.

— No voy a seguir peleando contigo. Dame al perro... Y te voy a dejar ir a una escuela de verdad — mis ojos esmeraldas se abrieron sorprendidos ante aquella confesión. — Te voy a dejar salir con tus amigos y hacer todo lo que se te dé en gana... Pero sin el perro. Ahora dámelo. — pidió totalmente serio.

No quería, no quería dejarla ir. Ella era demasiado pequeña y su ternura me llenaba el alma. Aunque por años deseaba tener amigos y deseaba ser un chico normal... Pero ella lo valía, aunque simplemente llevaba aquí unas horas... Me sentía completo cuando ella estaba.

Apreté mis labios y miré a la pelucita, estaba en mi cama intentando bajarse mientras me miraba. Quería estar conmigo.

— No. Ella es mía ahora... Ella vale eso... y sino te parece que esté aquí, yo me puedo ir con ella. — mi padre río amargadamente.

— Es un perro, Adrien! Vas a irte de la casa por un animal que tú qué sabes si vales para él? —

— Si!... Tienes algún problema con eso?. — me Cruze de brazos y me voltee dándole la espalda para acariciar a MI perrita. — yo la quiero conmigo, tu nunca me dejas hacer nada de nada! Si al menos voy a estar encerrado, completamente solo, sin amigos ... Déjame tenerla a ella — pidió una última vez.

Pude notar como su ceño se fruncía y bajaba la mirada pensando un poco más las cosas, volvió a levantar la vista había mi y miro a mi cachorra.

— Está bien — suspiro resignado y frustrado. — Nathalie, ya sabes que hacer. — Nathalie asintió y mi padre se retiró. Mi corazón latía frenéticamente ante la alegría de poder quedarmela y de pronto un vacío se fue en el momento en el que mi Padre cruzó esa puerta.

Nathalie se me acercó con una tarjeta. — Con esto podrás comprar todo lo que necesites para su mascota. — tocio falsamente. — Mañana el guardaespaldas te va a llevar a una tienda privada que muy pocos van, y ahí vas a comprar todo lo que quieras para ella, hasta mañana. — se fue dejándome con una gran sonrisa en los labios.

— Lo logramos! — me acerque hasta ella y la tomé en brazos y pegar su rostro contra el mío y  apretujarla contra mi. Me separé de ella y la miré a los ojos, se notaba más relajada ante saber que había cambiado de humor. La amo!. — esta noche vas a dormir conmigo. Solo por hoy... — le hablé entusiasmado y ella de verdad pareciera que me entendiera.

La deje en el suelo y le entregué una pequeña almohada de mi largo sofá. Al parecer se entretuvo jugando con una de las puntas de esta y empezó a morderlo. Aproveche la oportunidad para darme un baño también, al parecer me dejo todo sucio en el intento de bañarla. Al parecer le gustaba mucho el agua, una vez termine de ordenar, entre a la ducha.

No puedo creerlo... Tengo un perro!

Sonreí de oreja a oreja mientras me lavaba el cabello, podía escuchar a mi pelusa jugando desde el otro lado de la puerta. Me sentía feliz.

Salí del baño y apenas abrí la puerta pude notar que ella trajo la almohada hasta aquí y espero a que saliera.

— ow... Gracias! — me emocioné exageradamente haciéndola mover su colita, tomé la almohada y la deje donde estaba y empezar a Vestirme.

Ella empezó a inspeccionar el lugar, revisaba debajo de mi cama y se metía en lugares muy estrechos, pero al rato salía de ahí. Entraba y salía del baño, al parecer era muy curiosa.

En el intento de montarse al sofa callo al suelo y me sobresalte al verla caer... Pero se volvió a parar e intento volver a montarse, lograndolo.

Qué valiente mi bebé.

Al parecer fue a ir a buscar la almohada nuevamente y se acostó encima de ella.

— No vas a Dormir conmigo esta noche? — le pregunté y me acerque por detrás del sofá, me apoye en el y le acaricie la cabecita. Cuando le quite la mano, subió su mirada y ladró suavemente hacia mí. Me volví a acariciar y quite la mano rápidamente, se paró en el sofá y apoyo sus patitas peludas delanteras en el respaldo y ladró nuevamente pero más fuerte. — Uy... Lo siento, no debí dejar de acariciarte. — reí entre sus acciones y la tomé en brazos hasta mi cama. — si quieres que te mimos tienes que dormir conmigo. Vamos — la deje encima de mi cama, apague las luces y me recosté.

Ella se acercó en pasos torpes hasta mi pecho y se recostó justo al lado buscando mi calor y yo  enternecido, la arrope y la pegue lo más posible a mí pecho, oliendo el olor del nuevo champú a fresas que tenía.

Bese su cabeza — Buenas noches pelusa — sonreí ante su apodo y quedé profundamente dormido.

[MI AMO] 💜 AdrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora