Capítulo 7: Anhelo

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Advertencia tardía (?) NSFW en este capítulo véase con discreción.

Capítulo 7

Ya habían pasado meses desde que había regresado al Olimpo, volvió a la vieja rutina, cumpliendo con las pequeñas tareas que su madre le otorgaba. Todo era tan normal y aburrido…

De vez en cuando solía preguntarse qué estaría haciendo Kuroro, tal vez solamente trabajar y planear su próxima venganza contra su madre, quién sabe.

Solía recordar las palabras que le había dicho Kuroro “Incluso si llegas a escapar de mi reino, haré todo lo posible para traerte de regreso” y al recordar aquello; una parte de él esperaba verlo ahí en el Olimpo buscándolo y reclamandolo como su propiedad. Haciendo algún tipo de trampa para traerlo de regreso a su reino. Pero los días pasaban, y no había presencia de Kuroro.

-¿Sucede algo Kurapika?- dijo Afrodita, acercándose al chico, ya había notado su comportamiento melancólico desde hace algún tiempo, pero no se había atrevido a preguntar ya que el muchacho solía ser muy reservado.

-Me siento muy confundido- admitió - cuando estaba allá, en lo único que podía pensar era en regresar a casa. Pero ahora que estoy aquí, no dejo de pensar en él. ¿No es extraño?

La diosa le sonrió amablemente:- no, no lo es. Kurapika, tú estás enamorado de él.

Kurapika observó a la diosa, como si lo que dijera era una completa locura.

-No, no puedo enamorarme de él.

-Pero ya lo has hecho, es algo inevitable. No elegimos de quién enamorarnos. Ahora la verdadera pregunta es, ¿Kuroro te ama a ti?

Kurapika negó con la cabeza:-no lo sé- le respondió.

-¿Cómo fue que escapaste de ese lugar?-preguntó la diosa

-No escape, Kuroro me dejó ir.

-¿Te dejo ir? ¿Enserio?- dijo con una mirada pícara - Sabes, el Hades que yo conocía, se hubiera cortado un brazo antes que dejar ir una de sus posesiones. ¿Sabes lo que creo?

-¿Que se aburrió de mí?- contestó Kurapika

-No, pienso que Kuroro no te considerá una posesión, para él eres su igual. Y eso es en verdad inusual viniendo él.

-Te equivocas- más que convercerla a ella, trataba de negar sus sentimientos por él - solo me uso, ya no tenía utilidad para él, solo le provocaba problemas.

-¡No es verdad! Soy la diosa del amor, ¿Recuerdas? Sé cuando alguien está o no enamorado, y ustedes dos pillos…

-¡No es así!- gritó Kurapika, enfadado - él no me ama, porque si él me amara, ya habría venido por mi.

La diosa lo miró con tristeza. Se acercó a él, y lo tomó gentilmente de la mano.

-Pienso que él te está dando la oportunidad de elegir- dijo tocando el pendiente en su oído, Kurapika se había acostumbrado a usarlo, que había olvidado su presencia - ¿Sabes lo que es?

Kurapika negó con la cabeza.

-Una semilla de Granada- le respondió- si la comes, volverás a su mundo aunque ya no serás capaz de volver al Olimpo. Pero es una decisión que tú debes tomar. Kuroro te ama, y quiere saber si quieres estar a su lado por tu propia voluntad.

Kurapika asintió:-si, si quiero. Pero antes, debo hablar con mi madre.

En el reino de Kuroro, las cosas habían vuelto a la normalidad después de que el rubio regresará al Olimpo, incluso Kuroro podía asegurar que todo estaba demasiado silencioso. Se había acostumbrado a ver a Kurapika caminar por los pasillos, el característico sonido de sus pies sobre el piso, o su voz buscándolo cuando necesitaba consultarle sobre alguna cosa en específico. Kuroro nunca había tenido problemas para lidiar con su soledad, era el tipo de persona que disfrutaba estar a solas. Su vida había cambiado completamente desde que el joven había empezado a vivir con él, ahora el castillo parecía tan vacío.

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