En mi instituto cada año llegan chicos y chicas de intercambio, solo se quedan dos semestres, un año y de ahí no los vuelves a ver jamás.
Beth Torres, una chica normal... normalmente nerd.
Noah Centineo, uno de los chicos de intercambio.
Ella no qu...
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Noah
El día estaba cada vez más feo, la lluvia, relámpagos y truenos. Sinceramente nunca me gustó este clima.
Sentía un mal presentimiento, no me sentía bien con algo... No me sentía a gusto.
Estaba preocupado, pero todo a mi alrededor lo veía bien.
Hasta que recibí esa llamada.
La llamada que cambió todo.
La llamada de la tristeza.
La llamada del enojo.
La llamada del resentimiento.
Elizabeth se encontraba en el hospital gravemente herida, la atropelló un auto.
Sin más que buscar solo corrí de mi casa de intercambio, y corrí, corrí, en busca de un taxi que me ayudase a ir al hospital.
En este punto ya estaba llorando.
El taxi me cobró más de lo normal. Pero no dije nada, solo quería estar con ella.
En la sala de espera, solo se encontraban 4 personas y eran personas grandes, dos señores que supongo que eran sus abuelos, una señora que supongo es su mamá y Dan, su hermano. Dan fue la persona que me llamó.
Ya vino a mi memoria todo lo feo que le dije en esa carta, me imagino lo mal que la hice sentir...
Me siento mal conmigo mismo, por que no tengo nada que hacer aquí, la hice sentir mal y de una forma ilógica la vengo a apoyar.
Pasaron sus papás, salieron llorando.
Pasaron sus abuelos, salieron llorando.
Pasó Dan y salió llorando.
No estaba preparado, no, no la quería ver, no de esa forma.
Llegó mi turno y la ví.
Estaba irreconocible.
Tenía vendas por todo su cuerpo. Algunas de las vendas tenían sangre fresca, su rostro tenía muchos hematomas, pareciera que no era ella...
No lo podía creer.
No.
Me acerqué y tomé su mano...
Estaba helada.
Solo comencé a hablar, esperando que ella me contestará y que me dijera que todo era un sueño.
-Beth, perdóname, no puedo creer que todo esto te paso a ti, que todo esto te está pasando a ti. Discúlpame por todo, por mis palabras, por mis actos y por las letras que te escribí. Eres una gran persona y realmente no te mereces esto - Solo comencé a llorar.
Seguí hablando con ella, con su cuerpo. Seguí imaginándome que me escuchaba.
Pero no se si podré seguir con todo el resentimiento que tengo en mi.
