Extra: Crónicas de Cya I - El Caballero Dragón

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"Desde su santuario privado en el Templo de las Almas, Cya observaba cuidadosamente como el héroe legendario y sus aliados cruzaban los portales a través del tiempo. Ahora que tenía en su poder la Trifuerza completa, se sentía muy segura de sí misma. Sin importar si lograban sus objetivos, estaba convencida de que una vez que regresaran a su tiempo para enfrentarla, serían incapaces de detenerla.

No obstante, por precaución, determinó enviar a sus sirvientes a dificultarles el trabajo a sus enemigos. Después de todo la razón para haberlos reclutado era para que le ayudasen en su empresa, aun cuando sabía que no podía confiar en ellos completamente, y que el control que tenía sobre ellos no era absoluto, por lo que determinó hacerlos útiles mientras aun los tuviera para hacer su trabajo sucio.

Mientras tanto, en su interior, esa oscuridad a la cual se entregó voluntariamente para cumplir sus deseos, sin que ella lo supiera, continuaba creciendo, y fortaleciéndose a cada momento. Todo lo que necesitaba era esperar el momento apropiado, en el cual ella estuviese más vulnerable, y entonces, podría tomar el control..."

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Templo de las Almas, en el año 30XX...

Frente a su bola de cristal, Cya observó con satisfacción como en la época del Héroe del Tiempo, su sirviente, Wizzro, adoptaba la forma de su odiada enemiga. Aunque fuese solo un disfraz, el ver la imagen de la princesa de Hyrule le provocaba asco a la bruja oscura. Después de todo, Zelda era la culpable de que Link estuviese atado a ese maldito destino, y de que ella no pudiese tenerlo a su lado. Mientras ella viviera, el héroe jamás podría ser suyo. Pero la princesa era astuta. Aunque Wizzro estaba seguro de haber acabado con ella, Cya sabía perfectamente que Zelda era demasiado terca para morir tan fácilmente, y había logrado ocultarse incluso de ella, que podía ver todo y a todos si lo deseaba. Pero tarde o temprano tendría que abandonar su escondite, y cuando lo hiciera... ella estaría allí, para acabar con su vida.

Y hasta que llegara ese momento, se contentaría con ver cómo Wizzro destruía su reputación. Incitando una pelea entre los Gorons y Zoras, desviaría la atención de los Sheikahs que viajaron a ese tiempo para sellar el Portal de las Almas. Sería muy divertido ver como esos seres come-piedras y esos fenómenos con escamas se mataban unos a otros. Todo incitado por la querida princesa de Hyrule. Ya no sería tan amada y admirada por todos, y con suerte, tampoco por el héroe. SU héroe.

En cuanto a ella, por mucho que le hubiese gustado ir a la era del cielo para encontrarse de nuevo con su amado, algo más requería su atención en este momento. Con la Princesa Zelda fuera de vista, Cya tenía que concentrarse en alguien más que también representaba una amenaza para sus planes. Lana se había ido a la época del crepúsculo para intentar sellar el portal, y se había llevado consigo a dos de los amigos del héroe con ella para que le ayudasen.

- Amigos... ¿por qué querría estar con ellos para empezar? - se dijo a sí misma.

Cya todavía no comprendía del por qué Link podía soportar codearse con ellos. Él era el héroe legendario, y ellos no eran más que un grupo de personas sin importancia. Así que removerlos a ellos de la ecuación era el siguiente paso de su plan. Después de todo, teniéndola a ella, él no necesitaría a nadie más.

Así que por ahora, no le quedaba más que delegar la tarea de capturar al héroe a su otro fiel sirviente, mientras ella misma iba a lidiar en persona con su contraparte. Mejor deshacerse de ella en cuanto fuese posible, después de todo Lana representaba un vivo recordadorio de todo lo que Cya había dejado de ser, su lado débil que no estaba dispuesto a luchar para cumplir sus deseos, y era necesario erradicarla.

Hyrule Warriors: Lazos del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora