Stockholm Syndrome.

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Día 1

Taunton, Reino Unido.

— ¡Joder, Zayn!, ¿cómo es que pudiste equivocarte en algo tan simple? — espetaba Harry a su morocho amigo mientras veían aquellos cuerpos retorciéndose entre las cintas, tratando de gritar por auxilio en vano.

— ¿Qué se supone que debía hacer?, ¡él estaba ahí, junto a ellos!, ¡cualquiera pudo confundirlo! — se defendía él, observando a su compañero con algo de desesperación.

— Muy bien, tranquilos. Lo hecho, hecho está. — Liam miraba a la ventana negra que los separaba de sus víctimas con una expresión de resignación. — Tal vez podamos cobrar algo por él, no lo sé, tampoco luce mal vestido. —

Por supuesto que no lo estaba. Louis perteneció alguna vez a aquel círculo de "élite" que estaba regado por el piso en ese entonces. Fue amigo de alguno que otro de los omegas que ahí estaban por haber asistido a la escuela juntos, aunque claro, eso fue antes de que la gente se enterara de cómo él había logrado ingresar ahí a causa del trabajo de su madre como auxiliar de aseo en el lugar. Antes de su fallecimiento hace dos años atrás, ella había hecho hasta lo imposible por comprarle ropa decente y de calidad a su hijo para que este se sintiese parte de su nuevo entorno.

— Bien, ok, tranquilos. Estamos tranquilos. — sopesó Harry mientras se arreglaba la coleta en su cabello, procediendo a bajar su máscara antes de entrar al cuartucho.

El rizado se sentía nervioso, sin embargo, no dejaba ninguna evidencia de ello en sus acciones. No sabían nada de aquel chico de azules orbes que lo miraba con una expresión de terror absoluto. Suspiró.

¿Acaso tenía familia poderosa, rica?, ¿de clase media, siquiera?, ¿con quién se contactarían para cobrar la recompensa por su inútil y débil cuerpo?, ¿por lo menos habría una recompensa?

A los segundos después, los otros dos hombres entraron a la habitación con máscaras igual de aterradoras que la del primer chico e incluso peores. Todos los muchachos atados trataban de gritar en vano a causa de las cintas que cubrían sus bocas y se removían como pequeños gusanos indefensos tratando de alejarse de ellos, chocando sus espaldas o cabezas contra las paredes húmedas y frías entre las que se hallaban.

A pesar de que los alfas habían colocado supresores líquidos en el agua que le suministraron inicialmente a los omegas para cubrir su aroma, estos destilaban feromonas de terror que inundaban el cuarto de un olor nauseabundo y pestilente.

— Espero que decidan quedarse quietos si saben lo que les conviene. — escupió el moreno de forma tosca, entrando nuevamente al cuarto de antes y volviendo con una caja que contenía unas cuantas botellas con agua. Él y Liam rápidamente agarraron unas cuantas y, mientras les quitaban de forma brusca la cinta de la boca a los rehenes, les obligaban a beber del líquido para mantenerlos hidratados.

Realmente, los secuestradores no necesitaban nada de los muchachos además del dinero de sus padres para su rescate, por lo cual un abuso físico excesivo no era necesario.

— Edward, mueve tu puto trasero aquí y ayúdanos con esta mierda, ¿quieres? — pidió Liam de mala manera. Por su parte, Harry no podía parar de mirar al pequeño omega que había llamado su atención desde el primer momento. No lloraba, no trataba de gritar, solo se veía asustado y, por supuesto, era muy esperable. No estaba marcado, al igual que los otros cuatro, cosa que era un alivio.

No podían darse el lujo de secuestrar a un omega enlazado, puesto que era muy probable que sus alfas los encontraran de una forma u otra, y estaba claro que no tomarían ninguna clase de riesgo.

Suspiró de nuevo.

Todo el dinero que tenían especulado por la entrega de cinco niños ricos se iría al carajo y tendría que sacar mil cuentas de nuevo, todo por una estúpida equivocación de Zayn.

Stockholm Syndrome [Larry Stylinson L.S.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora