2. Cómo la encontré

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— ¿Debería tener cuidado? -dijo uno de mis colegas, el cual no recuerdo su nombre, como sabran amigo es muy diferente a un colega.
Nunca se confunden las dos palabras para dar un significado similar.

—No tanto, al parecer es muy probable que los animales salvajes a esta hora del dia no salgan. -respondí a todo el grupo, ya que el único miedo que ellos poseían era ese, Un ataque de imprevisto de algún Jaguar.
(Lo cual sigue siendo muy poco probable, ya que el Jaguar es por naturaleza un Rey, que ataca solo si se ve amenazado)

Llegamos a un lugar famoso lleno de turistas, un ruso me pidio tomarme una foto con el, una familia asiática me siguió porque pensaron que era guía turística, en fin habia mucha gente en aquel lugar.

—Vamos, tómate una foto conmigo. -dijo mirándome a los ojos, la hermosa Amanda, ya habiamos hablado de charlar más en este viaje, pero estaba tan emocionado por encontrar misterios que no le preste atención y respondí —Claro pero déjame terminar, luego tomaremos fotografías de todo, lo prometo.
Fue lo peor que pude decir y ella dijo la mejor mentira que se le ocurrió
—Disculpa.

Entonces escuche ese crujido entre el arbusto detras del monumento, parecia que era un mono pero cuando mis colegas y yo estábamos observando llego un anciano muy delgado y con muchas arrugas en su rostro y manos, diciendo —Más profundo de este lugar, ya no esta monitoreado, si alguien baja y se pierde, no volvera, ya que no se sabe que hay al fondo, animales salvajes pueden aparecer y hasta aqui, nadie los escuchará.

—Yo bajaré. -respondí al notar la preocupación de mi grupo

No termine de escuchar al anciano ni a Amanda cuando ya iba a media selva. Escuchaba constantemente los crujidos, como si alguien fuera siguiendome, pero cuando volteaba atrás no había nada, ni huellas de un animal.
Cuando encontré un brote de agua, escuche una voz, fue la voz mas dulce, y mi primer instinto fue preguntar "¿Hay alguien?" , los crujidos y la voz se detuvieron.
Terminé de observar el nacimiento de agua, y en mi espalda colgué mi mochila, cuando la vi, en ese árbol enorme.
Estaba parada viendome, con esos enormes ojos verdes que la hacian parecer un gato.
Su cabello estaba perfectamente rizado y corto.
Su rostro era como un poema recordando su primer amor.

—¿Hola? -le pregunté con vista de admiración a sus increíbles pestañas, donde podía resbalar cada mirada.

—Dame tu brazo. -respondio la chica misteriosa, con una voz tan tierna y seria a la vez.

— ¿Estas perdida?

— Nunca. -se acercó y la vi como estaba vestida.
Con estropajos, que no la cubrian por completo de la lluvia que estaba asomándose.

— ¿Tienes frio?

— No, disculpa. -siendo risueña al caminar y hablar conmigo.

— ¿Porque te disculpas?

— Por no aceptar tu ropa.

— Descuida. ¿Como te llamas?

Ella camino hacia mi y le vi, sus ojos de cerca, atento, realmente maravillado.
Eran verdes, como el musgo que encontré en ese árbol donde estaba recostada.
Pero también eran azules o celestes, como el cielo que estaba a punto de llorar.
Con un poco de amarillo en su centro y dos increíbles líneas grises.
Con el brillo de su pupila, parecia un pedazo de mi vida que tenia perdido y en ese momento lo volvi a encontrar, sentí tanto la primavera en pleno invierno de solo ver su piel, morena como un poco de canela en rama.
Solo sonreí como un idiota al estar cerca de sus manos.

— Me llamo Nackdi.

— ¿De dónde eres? -esperaba que me dijera cualquier país del maldito mundo

— ¿Te enseño? -respondió esta chica algo pequeña de altura, y tomo mi mano mientras yo me sentía en otro Universo con esa increíble vista, ella, la selva, su cabello rizado, sus caderas, su cintura y su forma de caminar.

En ese momento estaba enamorado de alguien que apenas vi.
Caminamos por una media hora hasta que ella se quedo parada, cabe mencionar que en todo ese trayecto, no dijo palabra alguna.
Quedamos en un lugar silencioso y agradable, no se escuchaban pajaros ni el crujir de las hojas.
Y ella dijo: Bienvenido a mi hogar.
Cuando vi a mas de una persona con estos estropajos, hablando y comiendo frutas en una enorme canasta marrón.

—¿Que es esto? -pregunte atemorizado.

— Es la ciudad que quedo de todo este circo de turistas.

— ¿Soy el primero en venir aqui?

— Claro que si. El primero que logró encontrarme y seguirme hasta acá.

— ¿Como regreso? -justamente en ese momento me sostuve y toque la tierra, dandome cuenta que ese lugar no era parecido a donde yo deje a mis colegas.

— No puedes, hasta mi ceremonia

— ¿Que ceremonia?

— Cuando escogere a mi esposo.

— ¿Porque esperaria?

— Porque si sales, te perderás. Solo yo sé salir y regresar aqui, para ti, te resultara imposible, aunque seas arqueológo, esto es algo nuevo para ti.

— Me buscaran

— Solo estaran buscando sus propias colas. -dijo Nackdi guiñando el ojos izquierdo, y sonriendo mientras me sostenía del brazo

Llegamos a un lugar donde estaba una mesa y ella comenzó a hablar sobre su nombre.
Al parecer para ella, su nombre era su identificativo.
Nackdi, significa engaño con simpatía
Aun no sabia lo que esta chica tramaba pero si podia quedarme alejado de todo y todos con ella, estaba perfecto quedarme a su lado.
O eso creía.

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