Capítulo Único

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¡Hola, hola! Este concepto llevo un tiempo pensándolo, y me pareció perfecto para el cumpleaños de nuestro querido Tsukki. Sé que ya pasó, pero la intención es lo que cuenta ¿okay? Realmente espero que les guste.

Sin más que decir, me despido.
Golden Luna

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«Esta será una noche para recordar por siempre», pensó mientras miraba el par de boletos púrpuras en su mano.

Decidió guardarlos en la seguridad del bolsillo de su mochila. Moriría si los perdiera.

Una sonrisa se formó en su rostro, causada por las fantasías de lo que podría suceder en la noche, la cual había planeado por semanas. Algunos pensamientos negativos amenazaron con tomar su mente y detenerlo, pero los alejó rápidamente, concentrándose en creer que todo saldría bien.

«Nada podría arruinarlo», se dijo y continuó repitiendo, hasta que llegó a la casa que podría considerar su segundo hogar; tocó el timbre una vez y esperó.

La puerta se abrió ante sí, revelando a una mujer de aspecto jovial, apenas pensarías que había criado a dos hijos por sí sola.

—¡Tadashi, bienvenido! Qué bueno es verte. —Le saludó con una sonrisa maternal— Pasa, Kei está en su habitación.

—Muchas gracias, señora Tsukishima —respondió amablemente, mientras pasaba a su lado y se dirigía a la habitación que le había indicado.

Se detuvo frente a la puerta, levantó su puño para tocar y sólo entonces se dio cuenta de sus nervios, al verlo temblar ligeramente. Apretó el puño con fuerza y dejó el aire llenar sus pulmones por completo, tratando de relajarse. Como Suga le había enseñado. Como si fuera un partido de voleibol. Sólo tenía que relajarse.

«Todo estará bien», aseguró la voz de su cabeza. Y tocó la puerta dos veces.

—Pase. —Escuchó la voz a través de la madera de la puerta.

—¡Tsukki! —exclamó animado, levantando un brazo por encima de su cabeza, como saludo.

—Yamaguchi —saludó el rubio, desde su escritorio, alzando una mano ligeramente—. No te esperaba.

—Vine de sorpresa —explicó, mientras se dejaba caer en la cama.

—¿En serio? —murmuró con sarcasmo.

El muchacho de pecas soltó unas carcajadas y puso sus ojos en blanco.

—Pero no me voy a quedar por mucho. Y tú tampoco —soltó.

—¿Perdón? —preguntó el de lentes, girándose para mirar a su amigo.

Yamaguchi esbozó una sonrisa.

—Ya me oíste. Vienes conmigo —repitió—. Así que prepara una mochila con ropa genial y cosas podrías necesitar para pasar la noche.

—¿Ropa? ¿Pasar la noche? —preguntó Tsukishima, aún confundido— ¿A dónde vamos?

—Es una sorpresa.

—No me gustan las sorpresas.

—¿Ni las mías? —cuestionó el de pecas, inclinando su cabeza— ¿No confías en mí?

Tsukishima lo miró hesitante, pasó su mirada hasta el piso y luego a la mochila vacía que estaba al pie de su cama. Dudó por unos segundos, antes de soltar una bocanada de aire y mirar a Yamaguchi una vez más.

—Realmente espero que sea bueno —masculló, mientras dejaba su escritorio.

Yamaguchi sonrió triunfante.

Look at the Stars, How They Shine for YouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora