Ganar Al Menos Una Vez

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El beso recibido lo dejo helado, descolocado, no sabía cuánto llevaba parado viendo en la dirección por la que se había alejado Granger, pero lo cierto era que estaba aturdido ¿Qué había sido eso? Bueno, claro que sabía que lo había besado  ¿Pero porque? Esa era la pregunta a para la que no tenia respuesta.

La había molestado como era su costumbre, desde el momento que la vio caminar apresurado se interpuso en su camino de manera premeditada, sabía lo que pasaría y no se había equivocado, había chocado con el y terminado en el piso, avergonzada y humillada. Tenía las mejillas sonrojadas y evitaba mirarle, estaba seguro que ni siquiera había notado con quien chocaba, de otra manera en lugar de soltar tantas disculpas simplemente le hubiera mirado ceñuda antes de lanzarle alguna reprimenda.

Gozaba haciéndola rabiar, era un gusto que atreves de los años había desarrollado, al principio era solo odio hacia los de su clase, después era solo el deleite de verla airada mientras le molestaba, el ceño fruncido hasta casi juntarse sus cejas, la mirada llameante, el rostro contrariado, la mano sobre la cadera y la otra hecha un puño amenazante.

Era divertido saber todo lo que podía provocar en ella, ese se había convertido en su deporte favorito, el que practicaba cada que tenia oportunidad, eso era quizás lo único que apartaba de sus mente sus verdaderos problemas, lo reales que lo tenían con el alma en un hilo durante la etapa oscura antes y durante la guerra.

Cuando las presiones eran muchas, cuando sentía que no lograría resistir mas la presión del señor oscuro, cuando las insistencias y reclamos de sus padre eran muchas, lo único que lograba calmarlo era ella, molestarle, hacerla rabiar, arrancarle bufidos de frustración, una mirada elocuente, algún patético discursillo de esos que solo ella soltaba a diestra y siniestra, esos que le fastidiaban pero que lograban distraer su mente y su corazón afligidos.

Entonces solo se concentraba en ella, en contraatacar, en contestar sus inteligentes respuestas y eso se convertía en un intercambio de palabras e insultos interminables, donde ninguno de los dos se retiraba, donde ninguno de los dos cedía terreno ante el otro.

Le gustaba, vaya que le gustaba sentirse dueño de la situación, de haber iniciado todo, pero no era tan sencillo como eso, Granger era testaruda, era orgullosa, tenía que reconocer que era un gran adversario, uno poderoso, uno de cuidado Por eso se concentraba en no dejarse envolver con sus palabrerías, centrando su atención en ella, solo en ella y sus respuestas mordaces, feroces e intimidantes.

Cuando todo terminaba, ya fuera porque alguno de sus amiguitos llegara o porque a pesar de todo el se hubiera quedado sin más argumentos para rebatirle o simplemente su mente y alma se encontraban ya más tranquilos se retiraba no sin antes mirarle con odio, con desprecio, dejándole claro que esa solo era una batalla ganada y que la guerra la ganaría él, algún día.

Por eso no iba desperdiciar la oportunidad de verla de nuevo, de intentar humillarla, hacerla que perdiera los papeles o dejarla sin respuestas.

Se había enterado por casualidad de que Weasley estaba comprometido con Lavender Brown, que pronto se casarían. No podía dejar de pensar en lo estúpido que era el pobretón de cambiar a alguien como Granger por la insulsa Brown, no era que ella le interesara, pero incluso el reconocía que era mucho mejor en todos los sentidos la castaña.

Ese pensamiento no era relevante jamás lo admitiría en voz alta, pero bien pudiera utilizar ese conocimientos para iniciar una nueva discusión, hacia tanto que no la veía, tanto que no se enzarzaban en esas discusiones acaloras, tanto que no se divertía.

Su vida era buena, pero monótona, solitaria, sin mas amigos que un par y pocas ganas de cambiar ese detalle, quizás por eso la vida le premiaba poniendo en su camino a la leona y por tanto iba aprovecharlo sabiamente.

Al principio la vio sorprendida, sin muchas ganas de discutir, pero era persistente no la dejaría ir así como así, el tenia expectativas en ese encuentro, expectativas de ganarle al menos por una vez en la vida una discusión.

Tenia posibilidades y ese As bajo la manga, conocedor de lo perturbador que debía de ser que la dejaran por otra mucho mas sosa que ella misma,  si eso era posible. Además considerando que siempre había estado interesada en la comadreja debía estar lo suficientemente mal para tener buenos pronósticos de triunfar en esa ocasión.

Pero ella le había dicho -Adiós. -Sin mas, dejándolo con esas ganas de ganar por una vez, y sintiendo que perdería esa presida oportunidad de liberarse un poco de sus agobios la tomo por el brazo y la sintió estremecerse, sonrió burlón creyendo que le tenia miedo.

La soltó de inmediato sin dejar de sentirse poderoso, nunca antes la había hecho temblar, ¿Sera que nunca antes la había tocado? La Gryffindor se recompuso, lo miro con decisión preguntando que más quería, se le hacía tarde, había señalado.

Sin más ideas para detenerla le soltó la pregunta -¿Es verdad que la comadreja te cambio por esa chica Lavender? -Pero lejos de explotar como hubiera esperado, le miro firme, sin perder la compostura solo un brillo en sus ojos que no supo cómo interpretar quizás tristeza o decepción.

Lo que paso después no lo esperaba, una confesión lo dejo sin mucho que hacer, no estaba preparada para que Granger le contara que había sido ella quien había dejado a Ron, justo porque estaba enamorada de otra persona.

Escucho la palabra amor, y encontró una excusa para mofarse de ella y afilando su lengua venenosa comenzó a hablar de lo patética que era, de la debilidad de esos sentimientos absurdos y tontos.

Granger le dio la razón, se la dio y lejos de sentirse ganador se sintió frustrado, frustrado de no verla furiosa, enojada frunciendo el ceño, mandándole al diablo o algo por el estilo, simplemente le había dado la razón, nunca lo había hecho y ahora estaba desconcertado. Pero el acabose fue cuando corto la distancia y le beso. Todo pasó para el tan rápido, y al mismo tiempo tan tremendamente lento que pudo ver sus ojos brillar de una manera especial para después cerrar los parpados y  entregarse a ese suave toque de sus labios sobre los suyos, no fue capaz siquiera de cerrar los ojos, el tiempo que duraron con los labios unidos el solo podo ver sus rosados parpados ocultar sus ojos y después abrirlos para mostrarlos más iluminados, más brillantes, la vio sonreir como nunca la había visto hacerlo, al menos como nunca le había sonreído a el.

Después se alejo y el siguió de pie solo viéndola alejarse. Incapaz de moverse, incapaz de alcanzarla, con la mente revuelta y el corazón agitado. Al parecer ella había ganado como siempre, pero quizás de una manera diferente, de nuevo el era el perdedor y ella venciendo le dejo sin palabras por un beso, un simple beso que no sabía cómo interpretar.

¿Quién se creía? Se pregunto saliendo de su ensimismamiento y comenzó a caminar entre la multitud sin importar empujar a un par de personas en su avance, tenía que aclarar eso y sabía muy bien que Granger trabajaba en el ministerio.

Él iba ganar, tenía que ganar al menos una vez. Lo que no sabía era como o porque no estaba enfadado porque una impura lo besara.

El Primer PasoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora