▪07▪

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El pequeño de ojos celestes se encontraba jugando con su preciada pelota. Pelota la cual no era suya, era de su hermanastro.

Por lo que tarde o temprano, cierta persona, aparecería en el lugar. Pero no fue así.

Se estaba cansando de jugar sólo y se dirigió a buscarlo.

Sin éxito alguno en su búsqueda, se convenció que estaba jugando con el hijo de los vecinos. Pero antes de proceder a dicho atrevimiento de dirigirse a lo de sus vecinos, pensó en preguntarle a su Madre.

Se quejó al oír la respuesta de su madre; "Está en clases todavía, cariño". Su madre tenía razón, eran apenas las cuatro y media, el tenía clases de inglés particular hasta las cinco.

Tras el aburrimiento, se retiró de la cocina y se fue a jugar con la dulce hija de los vecinos.

Mientras tanto, un pequeño de ojos azules caminaba por el parque que le quedaba de camino hacía su casa. Su madrastra era todo un amor, realmente la adoraba más que su propia madre, ya que su madre biológica, en la división de bienes del divorcio, habían acordado en que él se quedaría con su padre ya que estaba grande y no podría cuidarlo, no cómo sus hermanos menores.

Regresando al tema, él odiaba ser una carga. No quería molestar a su madrastra en pasarlo a recoger de sus clases particulares. Aún si ella afirme todo lo contrario, tenía esa inseguridad de ser una carga para todos.

En el transcurso del camino, fue demasiado aburrido. Tenía como treinta minutos de camino a casa, ya que la casa de su padre era enorme y estaba en uno de los barrios más seguros de toda la ciudad.

Su cabeza se dirigió a un par de niños que jugaban a las muñecas.

"¿Un niño, hombre, varón, masculino, jugando con muñecas?"

Se sintió raro viendo aquello, pero más se sorprendió al ver cómo el varón le daba un beso a la nena que estaba de su lado.

Soltó un quejido de asco, odiaba ver como las personas se daban un beso. Y más siento un hombre y una mujer, o dos hombres o dos mujeres. En sí, era asqueroso.

Por un minuto recordó lo que su pequeño hermanastro había pasado. Una vieja de mierda lo había besado, el problema no era el beso, el problema era ella. O sea, no estaba bien que toque a un niño de esa forma. Freddy era demasiado inocente para darse cuenta de las cosas, por lo que , si analizaba la situación, él sería su protección.

Ese pequeño de ojos celestes era el único ser humano, aparte de sus padres (sin incluir a su madre biológica), que había estado de su lado, que había defendido e incluso darle ánimos en todo. Si bien, el castaño tenía siete años y aveces sonaba estúpida mente inocente, otras veces era totalmente inteligente pero mayor mente empático.

Si su padre no estaba presente en sus partidos de fútbol, él iba a verlo.

Cuando quería volver caminando del instituto, él venía a su lado para hacerle compañía.

Sonará como si estuvieramos hablando de una persona que no respetaba su espacio personal, pero él era todo lo contrario. Freddy demostraba cariño e incluso respetaba su espacio.

Freddy amaba leer, algunas veces leía libros de psicología para niños.

"Entonces dime, ¿Eres tu peor que los demás?".

My Shadown Ghost. [Frededdy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora