Prólogo

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Era una tarde tranquila en South Park como cualquier otra los únicos ruidos que se escuchaban en el vecindario eran gritos y el sonido de objetos chocando entre ellos. Todo esto era porque los chicos ya crecidos de aproximadamente 18 años jugaban elfos vs humanos y como era de costumbre peleaban por la pequeña vara de madera, era algo surrealista debido a su edad, aunque algunos eran más jóvenes u mayores que otros, pero aun así estos parecían divertirse.

En el centro se encontraba un chico pelinegro con ojos azules de complexión musculosa, alto de 18 años que portaba un gorro azul con un pompón amarillo, este al parecer simulaba ser una especie de ladrón, en su mano portaba una daga y se veía dispuesto a atacar a su contrincante que era un chico peli castaño algo regordete un poco mas bajo que el, aparentemente de la misma edad con ojos marrones , estaba vestido como una especie de mago con un gran gorro azul con una estrella en el centro coronando su cabeza el cual al parecer tenia una vara en sus manos y se veía orgulloso de eso y le apuntaba al contrario, aunque quisiera fingirlo ya estaba agotado y era muy notorio para los demás. Todos centraban su atención en ambos pues al parecer esa seria la batalla decisiva del día.

El pelinegro comenzó a perder la paciencia y miro enojado al contrario.

Ríndete gordo de mierda estas completamente rodeado y además como el gordo que eres ya estas agotado, ¡Entrega la vara!-.

El castaño chasqueo su lengua pues el pelinegro tenía razón, pero no tenía intenciones de aceptarlo.

- ¡Yo tengo la vara! -Exclamo con orgullo- Soy el líder del universo y quien debería rendirse eres tú- Dijo para después alzar la vara aun orgulloso-.

Algunos de los enemigos que lo rodeaban duraron más después de una mirada firme del pelinegro siguieron con su labor, el líder se preparaba para atacar, pero algo que lo irrito bastante lo interrumpió.

Detente Craig te lo advierto- Le amenazo el castaño apuntándole con la vara, fue ahí cuando Craig perdió totalmente la paciencia y como si nada le dio un golpe en la mano haciendo que la vara cayera lejos-.

-Cállate Cartman un gordo como tú no me dará ordenes -Le advirtió enfadado, Cartman un poco nervioso recogió la vara y enfadado le apunto-.

-Te lo advertí -Dijo con furia para después comenzar a recitar palabras inentendibles - Virgam virtutis magnae, crede mihi potestas quia execratione maledicta congessit haec quam bastardis sentit melius et votum inferiore modo quo sits et erubuit aliis nihil aliud possunt eaque praevaricator praeter me et destination- Todos le miraron sumamente confundidos mas al final no ocurrió nada y al notar aquella tontería las carcajadas no tardaron en escucharse causando que el chico se pusiera rojo de la vergüenza y la furia-.

- ¡Que estupidez culón! -Se escucho un grito al fondo-.

- ¡Cállate judío de mierda!!! No tienen motivo para burlarse – Grito en respuesta bastante enojado-.

- Se burlan de tu completa estupidez – Le dijo Craig con seriedad- Ya me aburrí de tu idiotez y de estar contigo, ya estamos muy grandes para esto- Dijo cansado para después comenzar a retirarse-.

- Vuelve aquí cabrón- Grito Cartman sumamente enojado-.

El mencionado lo ignoro y se dispuso a buscar a alguien hasta que por fin lo encontró, era un chico más bajo que él y parecía un poco menor, de unos 17 años, era delgado, rubio pero su cabello estaba todo alborotado y despeinado con ojos color verde vestido aparentemente como un bárbaro con un short café y sin camisa, con pintura en su pecho y rostro con una daga y arco en mano-

Ya vamonos Tweek – Le dijo el pelinegro inexpresivo- Ya me aburrí –.

El mencionado asintió, con sus tics presentes ambos se despidieron los demás no parecían tener inconvenientes a excepción de Cartman y se marcharon.

- ¿Q-qué diablos fue todo eso? Nggh -Pregunto confundido el rubio mientras caminaban juntos-.

- Ni idea, fue bastante raro y tonto – Respondió Craig rascando su nuca-.

En eso unas personas se acercaron a ellos y estos nerviosos tomaron el papel que tenían desde hace años que era fingir que tenían una relación para hacer al pueblo feliz y para ello tomaron sus manos fingiendo ser pareja.

Aun después de tantos años ambos tenían que seguir con la misma farsa pues cuando decidieron terminarla todo el pueblo se había deprimido y tuvieron que seguir fingiendo.

Ya era una costumbre para ambos, aunque con el paso del tiempo esos sentimientos falsos comenzaron a ser verdaderos pero ninguno de los dos lo aceptaban.

Cuando las personas pasaban a su lado estas se notaban sumamente felices y murmuraban cosas como "Son tan lindos" incluso algunas tenían el descaro de murmurar "Son tan gays" con felicidad y de una manera algo melosa, lo único bueno es que siempre les daban algo de dinero, ese día no fue la excepción.

Ambos para prevenir siguieron tomados de la mano y actuando como pareja hasta llegar a la casa del rubio, una vez ahí ambos comenzaron a actuar como normalmente lo hacían con el otro: Como amigos o mejor dicho, mejores amigos. A ambos les dolía, pero uno era muy orgulloso y el otro bastante tímido como para admitir sus verdaderos sentimientos.

Se quitaron sus disfraces y se pusieron sus ropas habituales, todo transcurría de forma normal , ambos jugaron, rieron y miraron televisión hasta que llego la noche y se fueron a dormir, ya no era extraño que uno se quedara en la casa del otro, lo que ninguno de los dos sabia era que desde ese momento toda su vida daría un giro pues en las sombras un chico había encontrado la manera de cumplir sus ideales aun sí fuera contra el destino y nadie ni siquiera el  podría hacer nada para evitarlo. 

El orden de las cosas - South Park Donde viven las historias. Descúbrelo ahora