|[ Jungle-Jungle-Gym ]|

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Él trataba de ver las cosas de manera positiva, él ve una luz brillante al fondo del túnel; él está intentando escapar.

[...]

Escuchaba el sonido de la lluvia chocar contra el plástico del tobogán circular en el que se encontraba, sus piernas se apoyaban en el techo del mismo evitando que resbalara, posó sus manos detrás de su cabeza dejándose embriagar por el aroma a tierra mojada que desprendía el suelo y por un momento se permitió olvidar su verdadero infierno.

—JiMin sal de ahí. —el pequeño pelinegro se estremeció al escuchar aquella voz, sabía bien a quien pertenecía, no quería que lo viera en el estado en el que se encontraba, no después de lo que habían hecho con él, así que lo ignoró permaneciendo en silencio—Sé que estás ahí. —la voz retumbó dentro del tobogán haciéndole abrir los ojos que hasta ahora habían permanecido cerrados desde que se escondió en aquel juego—Puedo ver tu trasero desde aquí. —JiMin sintió sus mejillas arder, bajó las piernas dejándose llevar por la gravedad y sintiendo como sus zapatillas se humedecían al tocar el suelo se puso de pie para mirar a la persona frente a él.

Min YoonGi le observaba con una sonrisa burlona mientras caminaba hasta él para ponerlo debajo del paraguas negro que sostenía con la mano izquierda, JiMin repentinamente se sintió pequeño ante aquellos afilados y ónix ojos, sintió como con la mano libre el azabache lo tomaba de la suya para sacarlo de la zona de juegos, caminaron hasta una pequeña banca cerca de donde estaban, el pelinegro captó hacia donde iba el azabache, paró en seco. YoonGi dirigió una mirada hacia el menor en manera de interrogatorio.

—No debería estar aquí, Hyung. —JiMin lo miró a través de sus pestañas, sin atreverse a levantar la vista, de lo contrario el mayor sería capaz de ver su pequeño sonrojo al tenerlo de la mano—Se puede resfriar. —el azabache lo observó con una ceja alzada.

—Tampoco deberías estar aquí, mocoso. —una pequeña sonrisa salió del más chico ante el mote que le dirigió el mayor, lo había llamado así desde que se conocieron—Tu madre debe estar preocupada. —tan rápido como llegó su sonrisa se desvaneció. Soltó la mano del de piel blanquecina, se sentó en la banca importándole que sus pantalones se mojaran, dejó que la lluvia que aún caía sobre ellos le mojara el flequillo y parte de su rostro antes de que YoonGi se sentara a su lado y evitara que siguiera mojándose.

—Ella no se preocupará, jamás lo hace. —suspiró.

—Hay quienes sí lo hacen, JiMin. —lo tomó de nuevo, sintió como acariciaba el dorso de su mano con el pulgar—Yo lo hago.

JiMin dejó escapar una pequeña sonrisa, esa donde sus mejillas se abultan y sus ojos se transforman en pequeñas líneas, YoonGi quedó maravillado ante el rostro del menor, eran muy pocas veces que lo había visto de esa manera, por inercia llevó una de sus manos hasta la mejilla del pelinegro, la acarició con sumo cuidando como si de un cristal se tratase, sintió como la sonrisa se desvanecía del rostro del contrario y sonrió al ver como en los mofletes del menor se instalaba un tierno color rosa, sin pensarlo dos veces se la apretó ganándose una reprimenda del chico.

—¡Hyung! —se llevó una mano a la mejilla mallugada—Le he dicho que no son plastilina para que las aprete de esa manera, ¡duele! —YoonGi reía de la expresión que mostraba JiMin sabía lo mucho que le molestaba que le pellizcaran las mejillas, pero eran tan suaves y bonitas que su cuerpo actuaba por sí solo.

—Ya, perdona. —siguió riendo hasta que el menor le dio un golpe en el hombro sacándolo un poco de su lugar—Mocoso esa no es la manera de tratar a tus mayores. —JiMin le sacó la lengua divertido—Vamos, te invito a mi casa, mi mamá estará encantada de verte.

A Million Men -「ʏᴏᴏɴᴍɪɴ」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora