Dia 1: Lunes
Cuando la limusina paró frente al edificio, los ejecutivos que esperaban en el vestíbulo se quedaron en silencio. El nuevo propietario de la empresa Sistemas Devlin, el multimillonario inglés Harry Styles , había llegado. Su reputación de hombre sin piedad lo precedía y la tensión podía mascarse en el ambiente. Todo el mundo esperaba un montón de despidos para antes de fin de mes.
_____ la esbelta recepcionista, estaba pálida como una muerta, sus ojos clavados en las puertas de entrada a punto de abrirse. Unos segundos más tarde iba a verlo por primera vez en catorce largos e interminables meses...
Su compañera, Jayne, una rubia charlatana, le susurró:
- Seguro que no es tan guapo como en las fotografías.
_____ respiró profundamente, clavándose las uñas en las palmas de las manos. Desde que Harry Styles había añadido la empresa Sistemas Devlin a su imperio internacional, nadie parecía interesado en hablar de otra cosa.
No quería que Harry la viera, pero eso iba a ser imposible porque tenía la desgracia de trabajar en el mostrador de recepción. Y por eso estaba tan nerviosa.
- De hecho, seguro que de barbilla para abajo Harry Styles es gordo y bajito y tan sexy como un paquete de detergente -siguió Jayne, burlona.
En inmediata contradicción de ese augurio, un hombre entró en el edificio. Con sus anchos hombros, caderas estrechas y largas y poderosas piernas, poseía el físico de un atleta. Desde la cabeza castaña hasta las suelas de sus zapatos italianos era, para cualquier mujer con ojos en la cara, un hombre espectacular.
- Debo de estar soñando... - murmuró Jayne mientras los ejecutivos rodeaban a Harry Styles, desesperados por causarle buena impresión-. ¡Guapo de morirse y encima, forrado!
- Sí - murmuró _____, nerviosa, incapaz de apartar los ojos de aquellos rasgos hermosos y bronceados que tan bien conocía. Se sentía mareada y el deseo que había vuelto a despertarse en ella al ver al hombre la hacía avergonzarse de sí misma. Porque el agridulce recuerdo de la última noche que había pasado en los brazos de Harry Styles se había convertido en un secreto del que se sentía culpable.
Mientras Harry se dedicaba a saludar a los miembros del consejo de administración, _____ aprovechó para salir discretamente del mostrador y dirigirse al almacén, pensando quedarse allí hasta que no hubiera moros en la costa.
- ¿_____...?
_____ se quedó inmóvil. La rica y profunda voz masculina que había pronunciado su nombre por sorpresa casi había conseguido que se le parase el corazón. Lentamente, _____ se dio la vuelta. Los hombres que rodeaban a Harry se habían apartado como el Mar Rojo.
Con el corazón latiendo tan aprisa que temía desmayarse, _____ se encontró con un par de ojos de color miel con puntitos dorados, rodeados de largas pestañas negras. Harry, que había dado un paso adelante, movió una mano en un gesto autoritario para indicar que se acercara. Su rostro de rasgos fuertes parecía tan duro como el granito.
- ¿Trabajas aquí? - preguntó.
Dolorosamente consciente de que eran el centro de atención de los sorprendidos ejecutivos y rodeados de un completo silencio, _____ asintió.
- Sí - consiguió decir, casi sin voz.
- ¿En qué puesto? - demandó él, el fabuloso rostro tenso, los ojos deslizándose sobre ella como estalactitas de hielo.
- Estoy en recepción - contestó _____ en un suspiro.
Harry apretó la mandíbula. Y, con un frío gesto de despedida, se alejó de ella... otra vez.