La última noche

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-Fer, tengo miedo, nunca me eh separado de mamá. Todavía no se sí estoy dispuesta a cruzar el país y dejarlo todo atrás ¿y si no funciona?- le chille a mi hermano por el teléfono mientras terminaba de empacar mi ropa en la maleta.

-Demasiado tarde, Sophi, tu vuelo sale mañana a las 7 de la mañana y, por si lo habías olvidado, ya son las 10 de la noche. Sinceramente no creo que te quedes con mamá esta vez.

Casi pude ver como se reía mostrando sus perfectos dientes. ¡Caray! ¿Por qué a el le había sido tan fácil dejarlo todo e irse a vivir con papá?

-Vamos, Fer, deja de burlarte de mi. Esto es serio. Si vas a seguir así será mejor que te cuelgue ahora y hablemos hasta que tengas que pasar por mi al aeropuerto.- replique irritada y colgué el celular.

Puse los ojos en blanco y di un respingo al escuchar pasos en las escaleras, sonreí automáticamente al saber que era Manuel. Ni siquiera me había ido cuando ya lo estaba extrañando.

-¿Qué haces aquí, no se te hace que ya es tarde? Deberías estar en tu casa viendo Sala de Emergencia o 1000 maneras de morir mientras te comes una enorme hamburguesa bien grasosa.- El se echo a reír y me abrazo.

-¡Sophy! Cálmate, solo vengo a despedirme.- Se defendió dedicándome una sonrisa- ¿sabes? Si no te pones en contacto conmigo iré y te secuestraré.

-¡Oye!- le propine un coscorrón en la frente y el hizo una mueca de dolor muy graciosa- No es necesario, te prometo que te mantendré informado de todo lo que pase conmigo. También te voy a extrañar, tonto.

-Se que me extrañarás, no sabrás que hacer sin mi.

No pude evitar reírme. Manuel y yo hemos sido amigos desde los pañales, jugábamos juntos y nos divertimos mucho. Aunque últimamente el se había convertido uno de los chicos más guapos y populares de la escuela; nunca me dejo sola y, a falta de mi verdadero hermano mayor, el cumplía ese papel.

-Tampoco exageres...- estaba a punto de ponerme sentimental cuando una voz femenina nos interrumpió.

-¿Despidiéndose, chicos?- era mamá y últimamente estaba muy insistente con la idea de que deberíamos salir.

-Así es, Anabel, creo que su hija me va a extrañar mucho.- le dijo Manuel mientras adoptaba una pose bastante seductora.- creo que no deberíamos dejarla ir.

-Creo que tendremos que sobrevivir sin ella, Manu, así tiene que ser.- dijo mi madre poniendo sus manos en mis hombros.

Esa noche, después de terminar de empacar, mamá, Manuel y yo pedimos pizza y vimos vídeos viejos de cumpleaños y festivales escolares hasta las 2 de la mañana. Esa fue mi última noche en casa de mamá. Y una de mis mejores noches.

Estaba muy nerviosa. No sabía que era lo que me esperaría en este nuevo lugar. Quería ir, pero no quería dejar a mamá y todo lo que ahora se quedaría atrás.

La mañana siguiente yo ya estaba en un avión a punto de cruzar el país rumbo a una nueva vida. Ojalá hubiera sabido lo que me esperaba.

En este momento, en algún lugar del mundo, una mujer le está rompiendo el corazón a un hombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora