Las reglas eran claras, no podían hablarse, debían ser lo que fueron mucho antes de aquel 15 de Noviembre, dos desconocidos.
Engañaban a todos haciéndoles creer que no se dirigían la palabra, sin embargo jamás pudieron engañarse a sí mismos porque de vez en cuando se veían a solas para dialogar de cualquier tema que se les ocurriese. Si algo no resultaba complicado en sus vidas era conseguir temas de conversación.
Nunca fueron de esos amores que se callan en un beso, porque siempre hablaron de amor con sus miradas.
Ante todo el mundo eran dos desconocidos, pero a solas se conocían hasta el alma.
Si ésta historia hubiera sido una obra de teatro sin duda alguna Joseph ganaba un premio Oscar al mejor actor.
- Cariño supérame, ya te he dicho que lo nuestro no puede ser - dijo Joseph con la mirada ausente, quizás porque sabía que si la miraba a los ojos la barrera anti-amor que había construido se derrumbaría.
- Ya te estoy superando - mintió Bely con los ojos cristalizados.
- Apenas lo estás intentando -musitó mirándola de reojo -. Ojalá lo logres - porque yo no lo haré pensó.
- Por algo se empieza - afirmó ella con un nudo que ya no yacía en su garganta sino en su pecho. Talvez al tragarse las lágrimas este nudo resbaló hasta caer en su propio abismo.
- Si, por el principio - rodó sus ojos con obviedad.
- ¿Cuál principio si lo nuestro se murió antes de nacer? -
cuestionó Bely esperando que él supiera darle la respuesta que ella necesitaba.- Te recuerdo que todo esto inició porque entraste a mi vida sin permiso. Y fuiste tú misma quién en menos de un minuto mató mis sentimientos hacia ti - soltó las palabras con tanta ironía que a Bely le dolió como si fuese una daga atravesando su corazón.
- Duele reconocer que tienes razón - respondió ella con el rostro cabizbajo.
- La verdad duele - afirmó Joseph con esa fría actitud que lo caracterizaba.
- Ahora sé lo que se siente querer retroceder el tiempo aún sabiendo que no es posible - se lamentó la rubia mientras negaba moviendo su cabeza hacia ambos lados.
- Y si pudieras ¿A qué momento volverías? - el pelinegro quiso saber de qué manera Bely hubiera cambiado las cosas. Y aunque el hubiera no existe, para él era una forma de conocer exactamente lo que aquella chiquilla deseaba en ese instante.
- Al momento en que puse un pie en el "Rosa Zarate" - aseguró Bely sin dudar.
- ¿Por qué? Si tú y yo nos conocimos un año después - argumentó Joseph confundido por su respuesta.
- Precisamente por eso, porque hubiera querido conocerte antes - suspiró con aires de nostalgia.
- ¿Y quién te asegura que yo me hubiera enamorado de ti? - preguntó tomándola por sorpresa.
- Nadie, existen dos posibilidades pero solo corriendo el riesgo podríamos saber a ciencia cierta el resultado - explicó la pequeña.
- En un mundo de posibilidades no es fácil arriesgarse - sentenció Joseph con expresión seria.
- La vida no es fácil, pero es de valientes vivirla - lo dijo la chica que casi siempre se encontraba intentando algo extraño.
- Si estuvieras en mi lugar sabrías cuán valiente he sido - denotaba rencor en sus ojos.
En la cima de la torre el reloj marcó las 12:00pm, era demasiado arriesgado continuar allí, ambos sabían que había llegado el momento de la despedida, otra más de las tantas que habían realizado, y en el fondo solo esperaban que ésta no fuera la última.
- Hasta otro encuentro casual - dijo Joseph dando media vuelta.
- Hasta que la vida nos vuelva a juntar - susurró Bely observando como él se alejaba.
Ella se quedó unos segundos viéndolo marchar de aquel lugar, para luego girar en sentido opuesto y seguir su camino.
Iban por senderos diferentes pero con un mismo propósito, volverse a encontrar más allá del horizonte.
Estaban en un laberinto donde lo lógico era buscar la salida, pero ellos solo se buscaban entre sí. Y ¿cómo decirle a un par de locos que apliquen la lógica, si ya habían perdido hasta la cordura?
Tenían la certeza de que eran muy distintos al resto de la humanidad, incluso entre él y ella existían diferencias mezcladas con una pizca de semejanza, talvez por eso conformaban juntos el equilibrio perfecto en la balanza del amor.
«Si Joseph fuese mar, Bely sería cielo».
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(IN)DIFERENTES✨.
Ficção AdolescenteEs muy frecuente terminar enamorada de tu mejor amigo, pero ¿qué ocurre cuándo te enamoras del peor enemigo de tu mejor amigo? Seguramente nada bueno. Bely Villalobos tiene como objetivo alegrarle la navidad a Joseph Zerts, un chico suicida, que a s...