Under The Milky Way (Ron Weasley y tu), Segunda Temporada

Capítulo 8 - Cómplice Eterno

Holiii!!!

Sé que deben odiarme, dije que el capítulo estaría la segunda semana se septiembre y esta ya es la tercera o cuarta creo, en realidad ya está terminando septiembre, de hecho, mañana es octubre, pero es que en mí país (Chile) en septiembre se celebran las fiestas patrias y eso. Este año fueron 6 días de celebración y no he tenido tiempo de nada porque me pasé todos esos días feriados haciendo nada productivo, y saliendo todos los días y dejando que se me acumularan miles de trabajos y cosas para la Universidad. Y eso, soy súper mala para organizarme. 

Y ya, a lo que nos convoca estar aquí hoy, espero que les guste el capítulo y también la canción que puse porque es la hermosa del mundo, es perfecta en todos los sentidos para mí, la primera vez que la escuché les juro que se me erizó la piel (igual esto fue hace varios años, era niña todavía), y me encanta, Glup! es de mis grupos favoritos y amo a Koko Stambuk. Ah y también porque creo que viene muy bien con este capítulo en más de un sentido <3

Pd: volví a poner los diálogos en negrita porque sí.

Capítulo 8

Intenté no pensar en el hecho de que habíamos acordado con Ron juntarnos en mi habitación del hotel en la noche, claro, netamente para ver lo relacionado con mi padre, pero eso no evitaba que mi imaginación me traicionara proyectando situaciones donde todo se ponía confuso y acabábamos en mi cama.

Era una pésima idea. Tenía que quitar eso de mi mente o no podría concentrarme en nada más.

Eran cerca de las diez de la noche y Ron no llegaba, quizás había tenido problemas para inventarle una excusa a Hermione, y bueno, ella era bastante inteligente, seguramente sabía cuándo Ron mentía, además Ron no era bueno mintiendo, era tan trasparente que era fácil saber cuándo algo le molestaba, cuando estaba de buen humor o cuando ocultaba algo. Y si Hermione se enteraba de lo que planeábamos hacer seguramente nos iría a denunciar, después de todo estamos hablando de romper las leyes para liberar a un mortífago.

Esperé una hora más y nada, ya me daba por vencida, así que fui a prepararme para dormir.

Cada vez que intentaba dormir, empezaba a pensar en todo lo que saldría mal si nos infiltrábamos en Azkaban. Si nos descubrían probablemente nos encerrarían por años en Azkaban para finalmente condenarnos al beso del dementor, eso por lo menos a mí, porque a Ron, como héroe de guerra, era muy probable que su castigo fuera menor, quizás ni siquiera recibiera una sanción, tal vez hasta le dieran una medalla por detener a la hija de un mortífago, porque eso era yo. Se que de alguna manera se tergiversaría la historia para no inculparlo, porque vamos, es Ron Weasley, el mejor amigo de Harry Potter. En cambio, yo no soy nadie, lo más lógico es que sufriera el mismo destino de mi padre...

Para quitar esos pensamientos empecé a leer, por algún motivo había traído conmigo el libreto de la Fuente de la buena fortuna, así que me pasé practicando mis diálogos hasta que me en entrara el sueño, claro, ese era mi plan hasta que tocaron la puerta. Miré la hora y ya era pasado la media noche, por lo que era imposible que ese maldito elfo venga a limpiar a esta hora, así que solo podía ser una persona.

Corrí a la puerta más emocionada de lo que hubiera querido admitir, y tal como había pensado, ahí estaba ese pelirrojo al que había estado esperando desde hace horas, venía cargando una enorme mochila muggle y vestido con ropa común, ya se me hacía extraño no verlo con su uniforme, pero era agradable verlo así, se me hacía más cercano.

— ¿Desde cuándo usas lentes? - Fue lo primero que él preguntó

— ¿Lentes? ¿De qué... - Sin dejarme terminar, Ron me sacó los lentes que traía, unos enormes lentes sin gracia que me ayudaban a descansar la vista