2

52 12 0
                                    

Mis manos no dejaban de deslizarse por aquella dura pasta que poseía aquel grueso libro, el que si bien debía estudiar a profundidad para aquel examen que se acercaba a pasos agigantados, no llamaba mi atención en lo más mínimo posible, en cambio mi mente se encontraba divagando en aquella simple pero descubridora conversación que había escuchado y que era más que obvio, no tenía la intención de ser conocida por más que las tres personas que se encontraban involucradas dialogando en ella. Un débil pero prolongado suspiro salió de mis labios, mientras me proponía y disponía con todas mis fuerzas a poner la atención debida a aquel libro, para así poder comprender todo con una mayor facilidad pero como si fuera una broma, nuevamente un leve dolor en el pecho me detenía provocando que mi mente me regañara por pensar en él y en ello, más de lo debido. Sabía que debía ser fuerte en la vida y mucho más para la profesión que esperaba en un futuro poder ejercer mas mi cabeza era un lío total en estos momentos a causa de mis amigos y en especial, de mi novio, si tan solo todos fueran sinceros conmigo podría entender todo de una manera más sencilla y así podría saber cómo actuar en estos momentos.


~Flashback~

Una de las extrañas situaciones que se podían dar con un maestro demasiado estricto y que no soporta que un alumno llegara tarde a su cátedra o faltara a una, era que ese mismo maestro se ausentara a clases debido a que se había enfermado de manera bastante rápida y aún peor, sin avisarle a ningún alumno de que no asistiría a dar la cátedra, por lo que al llegar la hora en que debía de comenzar ésta, todos nos encontramos con la sorpresa de que tendríamos libre el resto del día. Si bien, tener todo lo que quedaba del día a nuestra total disposición era más que bueno, ese período hubiese sido aún más prolongado si nuestro maestro hubiese avisado de su inasistencia a una hora prudente y en mi caso, le hubiese podido avisar a alguno de mis amigos para pasar mi día con alguien pero como todo había sucedido demasiado tarde, tendría que pasar mi día solo en el departamento.

En menos de lo esperado, mis pasos ya resonaban por los pasillos de aquel edificio en el que se encontraba nuestro departamento mientras mis manos, sutilmente saludaban a algunos vecinos de aquel lugar, tratando de parecer lo más educado y cordial posible con cada uno de ellos. No quería dar una mala impresión a alguno de los vecinos ya que solo por el hecho de que me gustarán los hombres, ellos me veían de manera extraña, así que trataba de agradarles por mi forma de ser y no desagradarles simplemente por mis gustos. Cuando hube entrado en el departamento, este se encontraba por completo en silencio, me dirigí a mi habitación para poder descansar unos minutos o quizás poder hacerlo durante unas horas, hasta que todos mis amigos llegaran a la casa. Si bien, mi intención inicial era poder ordenar todo lo correspondiente a la universidad previamente a disponerme a descansar, mi cansancio fue más grande que mis fuerzas, logrando que al entrar en mi habitación me recostara en mi cama y mis ojos se cerraran al momento en que mi cuerpo tocó ésta.

Mis ojos se abrieron de manera brusca al sentir un ruido fuerte que provenía del interior del departamento, con cuidado mi mano izquierda se acercó a mi celular, él que se encontraba dentro de mi campo de visión, para poder ver qué hora era aproximadamente. Un gran "17:43" se podía observar en  el centro de la pantalla de mi celular, por lo que podía deducir que había dormido aproximadamente una hora y por ende, lo más probable era que aquel ruido había sido causado por alguno de mis amigos. Me levanté con rapidez, afirmandome de la mesita de noche que reposaba junto a mi cama al sentir aquel típico mareo que nos afectaba a todos al levantarnos demasiado rápido y sin cuidado, solo esperaba que aquel pequeño mareo desapareciera para poder caminar al exterior de mi habitación e investigar el por que aún se seguían escuchando algunos ruidos bastante fuertes. Cuando me sentí más seguro con mi entorno, caminé hasta la puerta de mi habitación pudiendo escuchar con claridad las voces de mis amigos, los que parecían estar teniendo un altercado bastante intenso entre ellos, por lo que aunque quisiera saber que sucedía, sabía que lo mejor no sería inmiscuirme en ello y solo escuchar en silencio hasta lograr saber cuál era el motivo de esta discusión. 

InocuoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora