Jyushimatsu sentía más de lo normal, sus sentidos tan desarrollados siempre estaban en constante alerta, dando señales que no siempre sabía interpretar.
Y ahí estaban, chillando de una forma muy parecida a una sirena cuando miraba a su segundo hermano mayor.
Karamatsu-niisan sonreía como siempre, decía las mismas cosas extrañas de siempre, era ignorado como siempre, se vestía raro como siempre y era tan atento como siempre, pero olía raro.
Las sirenas seguían chillando.
Pero en ocasiones, las sirenas callaban. Karamatsu arrojaba la pelota con mucha fuerza y la plena convicción que sería mandada a volar y Jyushimatsu cumplía sus expectativas, ambos reían y el menor lo hacía no tan fuerte al escuchar ese sonido que se le hacía tan sincero, real y extraño.
Karamatsu-niisan a veces era más Karamatsu-niisan que en otras ocasiones.
Recogieron sus cosas cuando el sol se ocultó, muchas pelotas se perdieron y salieron del bosque cubierto de hojas y raspones, nunca se medían al jugar, pero sabían que estaban lejos y seguro, Siempre se aseguraba que no hubiera nadie cerca al jugar, lo había prometido.
Jyushimatsu sabía que era difícil seguir su ritmo, era fuerte y resistente, podía saltar muy alto, golpear muy fuerte y correr muy rápido, sus sentidos eran agudos y difícilmente sus hermanos podían seguirle el paso de cualquier cosa, conversación, fuerza o carrera, pero lo intentaban, y por eso y mucho más los amaba y le encantaba ser tan especial como era y que cada uno fuera tan peculiar como él.
Pero en ocasiones...
-Malditas bestias ojala se mueran todas.
-¿Qué demonios espera la Dieta para abolir todo derecho a esas bestias?
-Estoy ansiosa por una cacería.
-Dicen que en Tokyo ya ha empezado, si no fuera por esos pro-particulares...
-¿Quieres cantar algo Jyushimatsu?-pregunto el mayor y antes de recibir una respuesta empezó a cantar, fuerte y claro, llamando la atención de muchos junto a sus burlas y comentarios hirientes, pero no importaba, la voz de Karamatsu-niisan se sobreponía a todo lo malo, como el olor de su perfume cubría aquello oscuro y feo...
...Y Jyushimatsu egoístamente lo prefería así.
Cerró sus ojos, tapo sus oídos y apago las alarmas.
¿Corto pero bonito?
Muchas gracias por todas sus estrellitas y comentarios, cada vez que veo que esta historia no ha sido abandonado pongo a mi cerebro trabajar, aunque al pensarlo tanto el desarrollo de la historia se me ha hecho compleja pero no sé cómo plasmarlo y aaaaahhh, ok, supongo que es algo que pasa. Prometo no demorarme tanto para la próxima.
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Rolling Boy
أدب الهواةHasta que perdemos todo es que estamos dispuesto a hacer lo que sea. Por lo que ha decidido caer, una y otra vez, las veces que sean necesarias con tal de obtener su Happy End. Osomatsu-san y las imágenes que use no me pertenecen.