02 | ☪ Problemas Lanudos

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🍃Nunca lo olvides pequeña oveja. Mereces ser amada
sin ocultar al mundo parte de ti🍃

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Villadolid




Un oscuro y lanudo copo negro corría a toda velocidad por los espesos bosques que bordeaban el tradicional pueblo de Villadolid. Al parecer aquella oveja negra se encontraba evadiendo fervientemente a tres ovejas que venían a toda velocidad atrás de él, estos eran Mure, Gary y Sam. Unas ovejas del pueblo que les gustaba molestar a Luke por ser diferente.





— Dejenme en paz! — exclamó Luke tratando de perderlos en el lago.






A Luke no le gustaba pelear, no encontraba sentido en ello, porque a pesar de todos los prejuicios y rechazos que recibía él no sacrificaría su autenticidad por la aprobación del pueblo. No entendía por qué tenía que vivir bajo las expectativas del tradicional pueblo de Villadolid en lugar de las suyas. Según los sabios ancianos, Luke podía cambiar, ser como las demás ovejas, ser parte del rebaño, pero Luke no quería eso, no quería ser como las demás ovejas, quería ser él ¡Quería ser Luke!






¿Acaso eso era tan malo?
¿Por qué cambiarlo?
¿Por qué buscar arreglarlo?




Para Luke ser como todos era no ser nadie, y él no quería ser una copia, pues para lo que ellos era raro, para Luke era perfecto.







— Te tenemos! — exclamaron con malicia las tres ovejas mientras lo acorralaban en el árbol, pero antes que pudieran acercarse a hacer de las suyas y agredir a Luke, son detenidos por una conocida voz.

— Dejenlo en paz!

— Wally!—  dijeron al unísono Mure, Gary y Sam observando estupefactos a una oveja parada sobre una gran roca observándolos con severidad.





Aquel era Wally, otra oveja del pueblo, el color de su lana era de un blanco tan puro que superaba a muchas ovejas de Villadolid. Era muy amable y pacífico, todo lo que se espera de una oveja en Villadolid, siempre obediente y dispuesto a ayudar, pero sobre todo era el nieto de uno de los grandes sabios de Villadolid, y...amigo de Luke. Al verlo, Mure, Gary y Sam se marchan a toda velocidad dejando una gran nube de polvo a lo lejos.





— Gracias, Wally — suspira aliviado Luke

— No te preocupes.




La blanca oveja salta de su enorme roca hasta quedar frente de su amigo.






— Ninguna especie que se señale  como inteligente se destruye así misma. — reflexiona Wally — Estas tradiciones nos estancan.







Wally siempre se caracterizó por su mentalidad futurista, pese a su edad era más analítico y ambicioso que muchos de los ancianos que gobernaba Villadolid, el cuál estaba pasando por un mal momento. La comida había escaseado producto de la sequía y muchos culpaban a Luke por ello, para todos él representaba la desgracia de Villadolid.








— Villadolid no esta pasando una buena época. — comenta un impotente Luke al no poder ayudar sin ser acusado de traer la desgracia al pueblo, para todos la sequía era causada por las ideas anarquistas de Luke, su falta de fe en el rebaño, según los ancianos, el oráculo los estaba castigando por su falta de devoción y rebeldía.

— No es tu culpa — sentencia la oveja blanca — Muchos de los que te consideran demente desearían tener tu coraje.






Aquello animó a Luke, en verdad Wally era el único en Villadolid que podía entenderlo, pues ni siquiera su familia lo entendía. Aún recordaba como conoció a Wally, a simple vista más distintos no podían ser.






Wally seguía las reglas
Luke las rompía
Wally obedecía a los ancianos
Luke los cuestionaba.






A menudo las ovejas reclamaban en claro enfado por su falta de compromiso, ser diferente era mal visto, Luke los cuestionaba aduciendo que aquello era una falacia, que independientemente del color de su lana, son iguales, porque al final solo contaba su interior. Aunque no lo sepan ver.




Quizás este era el mayor riesgo que las ovejas de Villadolid tendrían que enfrentar. El ser vistos como son en realidad, sin máscaras, sin miedos, pero sobre todo sin etiquetas, sin someterse a convertirse en lo que los ancianos de Villadolid quieren, obligándolos a destruir a lo que realmente son, esa era una forma sutil de matar. De matar quienes somos, de matar a nuestro verdadero yo en nuestro interior, encerrándolo en una jaula de prejuicios y etiquetas hasta el día que perezca. Lo cruel de esto era la participación de los padres, quienes cometían este acto de crueldad con suma alegría, ignorantes del crimen silencioso que cometían por ignorancia, por miedo al cambio, pero sobre todo por miedo a ser quienes son realmente.




Luke esperaba que un día todos pudieran aceptarlo.










Dicen que al querer a alguien, lo haces sin intentar controlarlo o cambiarlo, sólo siendo feliz con su libertad.



Luke quería libertad.
Libertad de ser el mismo.

Libertad de ser el mismo

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Continuará...

𝐿𝑢𝑘𝑒, 𝑙𝑎 𝑜𝑣𝑒𝑗𝑎 𝑛𝑒𝑔𝑟𝑎 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora