Los días siguientes pasaron con normalidad,bueno claro,contando que mi padre ya no estaba y mi madre estaba entrando en una burbuja que la mantenía alejada de mi y todos sus amigo/familiares.
Mi rutina seguía siendo la misma,ir al instituto,leer,escuchar música y estudiar. En el instituto no es que fuera como en esas películas y series norteamericanas de taquillas,amigas y equipo de fútbol cañón. No,estamos en la vida real,mi vida,no en el cielo. Yo soy un poco solitaria exceptuando a mi mejor amiga Luna. Ella es diferente,ella me escucha,me comprende y no se separa de mi en todo el día. Aún no le he contado que mis padres se van a divorciar,pero poco a poco. Mis compañeros salvajes de clase se meten conmigo por leer y sacar notas medias. Antes me importaba cuando intentaba integrarme en el grupo,pero ahora,me da exactamente igual. Las clases siguen siendo igual de aburridas. Cuando tocó la campana que daba el disparo de salida,nos quedamos Luna y yo solas antes de decir “MU”. La gente deseaba salir de allí antes de que los hicieran quedarse.
-Luna ¿qué haces esta tarde? -pregunté absorta mientras guardaba todo en el estuche-
-Esta tarde tengo que estudiar sino quiero que mi madre muera de un infarto al enseñarle las notas -dijo preocupada- Tengo que empezara estudiar sino acabaré repitiendo.
Yo,la verdad,no me preocupaba. Estudio mucho,no tengo otra cosa que hacer. No soy de esas que tienen “memoria fotográfica”,yo me hago mis esquemas,resúmenes y actividades. Pero ella en cambio,le cuesta muchísimo más. No suspendía mucho,aprobaba raspada. La madre de Luna, Silvia,le había puesto mil tutoras,pero todas habían acabado mal. Luna pone nerviosa a quien no tenga paciencia con ella.
-Luna, ¿qué te parece que yo sea tu tutora? -dije distraida- Así podemos estar juntas,estudio yo y te ayudo.
Ella me respondió con una sonrisa -Esta tarde a las 5 en mi casa.
Mi madre me recogió del instituto en el coche y fuimos a comer a casa. Le conté lo de que iba a ser la tutora de Luna y ella se alegró mucho. Ella estaba rara y como no,yo la bocazas habló:
-¿Qué te pasa,mamá? -dije mirándola como estaba concentrada en la carretera-.
-Nada,mi amor -me miró rápido con una sonrisa y volvió su mirada a la carretera-.
-Mamá,igual que yo no te miento,no me mientas -me cruzo de brazos también mirando a la carretera-.
Me echó una rápida ojeada y suspiró -El juicio del divorcio es pasado mañana.
-¿Tan difícil era decírmelo? -me encojo de hombros y le dedico una sonrisa- Harás que pague por los platos rotos.
-Cariño,también se hablará de custodia -dijo rápido por mi reacción-.
Yo miraba por mi ventanilla y casi me ahogo -¡¿Qué?!
-Te quedarás seguramente conmigo entre semana y los fin de semanas te tocará con él -dijo aparcando enfrente de casa-.
-No,no y no -dije negando con la cabeza- No me voy a ir con alguien que no me ha respetado a mi y a mi madre -negué otra vez con la cabeza- Ya tengo 16 años,ya tengo derecho de elegir custodia.
-Eso no funciona así mi vida -dijo aparcando-.
-Pues ya es hora de que empiece a funcionar así.
Me bajé del coche malhumorada,esperé a que mi madre abriera y subí a mi cuarto,tiré la mochila a el suelo y me tumbé en la cama.
ESTÁS LEYENDO
60 segundos para la libertad.
Teen FictionNo soy la típica chica de la que se enamora el chico popular,ni tampoco soy la que se muda por una idiotez. Soy Tamara y tengo 16 años,quememos los libros empalagosos y démosle caña a la acción.