Una Nueva Familia

Prólogo

Ni pokémon ni sus personajes me son pertenecientes, si no a Satoshi Tajiri, Game Freak o respectivos dueños; tan sólo la idea de esta obra lo es.
No busco fines de lucro, ni mucho menos algo monetario.

Era una mañana espléndida en la adorable región Kalos, donde los Fletching ya surcaban a tan temprana hora dando hermosos cánticos por dondequier.

Nos adentramos en la torre prisma, donde en un cuarto de la misma descansa una joven de ya once años.

Llevaba puesta su pijama de Tyrantrum y dormía con la cabeza de fuera mientras su mano hecha puño yacía en su boca, de la cual un fino hilo de saliva escurría de forma tierna hasta tocar la cobija de la cama.

La puerta del cuarto se abrió ligeramente dejando oír un rechinido.

Era un chico rubio quien entró con cuidado de no pisar nada de más.

–Buenos días, Bonnie– Dijo poniéndose de cuclillas frente a su cama.

La rubia abrió ligeramente los ojos esbozando una sonrisa en su rostro.

–¡Buenos días hermanote!– Se pronunció sentándose –¿Cómo dormiste hoy?

–Muy bien, Bonnie– Contestó devolviéndole la sonrisa –Venía a avisarte que bajaras. Papá y yo tenemos algo que hablar

–Está bien. Ahora bajo, ya que me aliste

Tras esas palabras, el joven rubio procedió a retirarse con una sonrisa en el rostro, pensando en algo en específico...

Bonnie se levantó y dejó caer una bolsita de la que salió su Dedenne, aún dormido

–¡Despierta dormilón!– Le dijo picándole la barriga a la ratita –Ya tememos que bajar

Luego fue hasta su armario y sacó de él su playera y una blusa blanca, las cuales iban a juego.

Mientras tanto, en el campo de batallas del gimnasio, se hallaba una mesita con tres sillas, en las cuales ya estaban Clemont y su padre.

–¡Seguro que esto le gustará a Bonnie!– Decía impaciente el joven líder, viendo a su papá sonreírle con amor –Hace tiempo que no salimos

–Bueno, las vacaciones se acercan y hay que pasarlas lo mejor posible – Dijo él dándole un sorbo a su taza de café

–¡Ya llegué!– Anunció la niña risueña entrando y yendo hasta donde su padre estaba, abrazándole por la espalda

–Buenos días Bonnie– Le contestó alegre el mayor –Toma asiento por favor

–Ya que estamos todos aquí, ha llegado el momento de anunciarles nuestra próxima aventura

–Bueno, técnicamente nuestra primera aventura– Susurró el inventor para sí mismo

–Hace unos cuantos días, al ir al festival de Ciudad Romantis, fui un afortunado ganador del premio de un juego– Contó con orgullo el pelinegro, golpeando su pecho en el proceso –Pero el premio era...