Realidad Invertida [Stony]

Capítulo 6

-¿Tony? ¿Qué pasa cielo?

Los ojos del castaño se abrieron con asombro e incredulidad, mientras su mirada estaba puesta sobre una familiar cabellera rubia que lo miraba de regreso desde el extremo del salón.

No, no podía ser verdad.

Esos cabellos dorados, esos ojos azules como el cielo mismo, esa figura, ese aroma, y ese porte tan dominante digno de un líder, lo reconocería dónde fuera, en cualquier sueño, universo o tiempo.

Era...era...

-¡¿Tú?!

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¿Alguna vez han sentido que algo les resulta extrañamente familiar? ¿Cómo sí ya lo hubieran vivido?

Bien, porque eso era precisamente lo que Tony estaba sintiendo.

Ese encuentro, ya lo había vívido...

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-Ponte tu traje-lo retó, desplegando sus feromonas para doblegarlo.

-No me da miedo golpear a un anciano-respondió altanero, intentando con todas sus fuerzas no ceder ante él.

Sus ojos azules como el cielo lo miraban fijamente con una creciente ira a causa de su falta de obediencia, su mirada era tan profunda que Tony sintió como sus piernas temblaban y su cuerpo luchaba contra él intentando someterse, sin embargo, hizo un esfuerzo sobrehumano para mantenerse firme.

Steve podía ser su ídolo, pero Tony Stark nunca se doblegaba ante nadie.

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Una sútil sonrisa apareció en sus labios y Tony sintió que ardía en furia.

Ya había pasado por eso. Él, bajó el escrutinio de una dominante mirada alfa de ojos azules y cabellos rubios, intentando intimidarlo hasta hacerlo bajar la cabeza.

Jamás.

Aquella vez hasta su cuerpo lo había traicionado, su maldita naturaleza omega le había jugado en contra, y de no ser porque en ese momento el helicarrier fue atacado por Clint, estaba seguro que hubiera terminado cediendo.

Pero ahora todo era diferente. Sí, su naturaleza respondía por él como en esa ocasión, pero en lugar de obligarlo a rendirse ésta lo empujaba a imponerse. Cada hueso de su cuerpo se había puesto rígido, sus colmillos se habían asomado al momento en que comenzó a gruñir, y sus puños se cerraron con tal fuerza que sus nudillos se pusieron blancos. Agredeció que nadie le prestara atención por estar ocupados tratando de bajar su app, pero no había duda de que su rival sí lo había notado.