Capitulo 3

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III

|El Enfermero Bastardo|

Entro en (ahora) mi habitación solo para encontrarme con esa decoración que toda chica alguna vez soñamos tener en nuestro cuarto

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Entro en (ahora) mi habitación solo para encontrarme con esa decoración que toda chica alguna vez soñamos tener en nuestro cuarto. Paredes lisas color violeta, muebles blancos, un sofá beige, bajo la cama con base estilo victoriano dorada se encontraba una alfombra de piel blanca, el sobrecama era de seda color champagne y combinaba a la perfección con las almohadas y cojines lilas; a los costados del colchón había dos mesillas de noche a juego con la cabecera y sobre esta en ambos lados dos lámparas con piedreria colgando.
Regresando a las paredes, no había ningún cuadro o fotografía s, solamente un espejo enorme adornaba una pared en su totalidad.

Cualquiera diría que la mismísima reina duerme en este cuarto, nada que ver con MI sencillez de pobre.

¡Al fin llegas cariño! — entra a la habitación Abigaíl (mamá), con un regalo en manos y una sonrisa en el rostro — gracias por traerla amor — deja un beso en la mejilla de su esposo el cual ahora tiene aires felices, nada que ver con su Poker Face en el auto — ¡Bienvenida a casa mi niña! — deja el obsequio en el colchón y me abraza — es bueno tenerte de vuelta

Gracias... — rompo el contacto físico

Ten, esto es para ti — me entrega la caja con listón rosa — espero y te guste

Abro el regalo con sumo cuidado y de su interior extraigo una prenda, un jumper corto para ser más exactos.

Color azul marino con estampado de flores rosa pastel y hojas azul cielo, tal parece que se sostiene del cuello pues no tiene mangas, es escote en V y muy pequeño de la cintura.

-— Espero verte usarlo el día de la fiesta de bienvenida que haremos, lucirás divina cuando bajes aquellas escaleras luciendo tus hermosas piernas — miro los popotes que tengo por piernas y veo muy lejos esa posibilidad. Parece que ella se da cuenta — Para eso contrataremos los mejores nutricionistas y entrenadores personales para que vuelvas a ser mi hermosa Shelby y retomes tu carrera en modelaje — <<no pues está tipa lo tenía todo!>>

Estaba por contestar cuando alguien entra por la puerta

Yo, señorita Evans — era el enfermero. ¿Cuál era su nombre?— ¿lista para sus ejercicios? — este chico sonríe mucho

Huy, dejé la masa de las galletas fuera del refrigerador — ríe ligeramente — ahora vuelvo — sale de la habitación

La hora y media de terapia termina sin mencionar que en todo ese tiempo, Charlie, nunca salió de la habitación ni apartó sus ojos del hombre con uniforme blanco.

Algo andaba mal y claramente debía saber que era o mi curiosidad no me abandonará.

Okay... — toma una libreta de cuero marrón — tal parece que nuestra próxima sesión es el jueves de la otra semana — sonríe de manera ladina — nos vemos — da un guiño y sale de la habitación con mi padre pisándole los talones.

Maldito el día que me dieron este cuerpo inservible.
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Las semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, cada vez me era más sencillo el caminar utilizando el apoyo de muletas.

Está tarde Abigaíl tenía una reunión con sus amigas y había preparado galletas de nuez rellenas de mermelada; George tenía juntas pendientes del tiempo que su hija se encontraba en coma. La casa era para mi.

Usando el pretexto de que para recuperar la musculatura de mis piernas necesitaba carbohidratos, tomé las muletas aprovechando que cambiaron mi cuarto a la planta baja para facilitar mis transiciones para dirigirme al comedor.

Una vez en la cocina miro con deseo la bandeja plateada sobre la mesa que portaba las dichosas galletas espolboreadas de azúcar blanca refinada.

Estoy por meter el bocadillo en mi boca cuando una voz repentina a mis espaldas hace que se resbale de entre mis dedos.

Entonces supongo que no necesitarás más de mis... Servicios — volteé espantada colocándome la mano en el pecho tratando de evitar un paro cardíaco, era Ian, el enfermero.

Pero no era Jueves y ni siquiera había asistido a las ultimas cesiones.

¿Qué haces aquí? A caso no te dijeron que invadir propiedad privada es un delito — tal parece que mi comentario le dio gracia

No necesito permiso para entrar a la casa que alguna vez me perteneció — dijo muy seguro de sí. Su comentario me extrañó — Sabes hermanita, me hubiera gustado haberte conocido antes de tu fatídico accidente — se acerca hasta la charola y toma un par de galletas.

<<¿Hermana?>>

Probablemente....

El álbum que George me quitó de las manos hace unos días...

¡Bingo! Aquí hay algo.

¿Que sabes tú de mí accidente? — dicen que la curiosidad mató al gato... Pero yo ya morí...

Linda mía — suelta una risilla corta — ¿Por quien crees que te sucedió esto? — con la palma de su mano hacia arriba me señala de pies a cabeza, en ese orden.

Lanza un beso al aire y se da la vuelta para irse.

Con mi ineptitud para caminar combinándolo a mis sudorosas manos, en segundos me encuentro en el suelo por tratar de ir tras él y exigirle que me cuente lo que sabe a cambio de dinero, eso le sobra a esta familia.

Con mi ineptitud para caminar combinándolo a mis sudorosas manos, en segundos me encuentro en el suelo por tratar de ir tras él y exigirle que me cuente lo que sabe a cambio de dinero, eso le sobra a esta familia

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Angel Falso| Patch Cipriano Y Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora