Capitulo 2

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II

|CAMBIO|

Todo mi cuerpo se sentía pesado, los párpados me temblaban al tratar de abrirlos y un frío insensible envolvía cada extremidad de mi ser

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Todo mi cuerpo se sentía pesado, los párpados me temblaban al tratar de abrirlos y un frío insensible envolvía cada extremidad de mi ser.

Con esfuerzo entre abro los ojos, trato de hablarle a mi madre pero un objeto en la garganta me lo impide haciendo que me atragantes y comience a ahogarme. Un monitor a mi lado comienza a hacer sonidos extraños y por instinto me preocupo.

Varias enfermeras entran por la puerta corrediza blanca mirandome asombradas por como trataba de quitarme aquel tubo de la boca.

¡Espere señorita, hacer eso es peligroso! — escuché a una de ellas gritarme. Mi impaciencia era más fuerte.

Tomo las cintas sobre mis labios y las jalo con todo y tubo, la extracción provoca una gran arcada que solo expulsa ácido estomacal por mi boca. Miro a las enfermeras mientras trato de controlar la respiración y mi alrededor se vuelve negro sumiendome en una  obscuridad donde solo me acompaña un sonido muy agudo.

Una mano cálida acaricia mi cabello y me despierto de golpe. Una mujer de alrededor de cuarenta años, bien vestida, cabello castaño adornado con  algunas canas, piel blanca me miraba con esos ojos aceitunados y llorosos acompañados de una enorme sonrisa que denotaba felicidad, con rapidez voltea a su izquierda y comienza a gritar.

¡Charlie, Charlie. Ha despertado, mi niña ha despertado! — limpiaba los mocos de su nariz con un pañuelo gris rata con bordado turquesa.

<<¿Charlie?>> pienso unos momentos pero no me suena de nada aquel nombre. Por la única puerta de la habitación entra un hombre con traje azul marino a línea y bien peinado.

Al mirarme inmediatamente comienza a llorar, sus piernas tiemblan y cae de rodillas a la loza blanca que recubre el suelo.

Gracias dios mío, muchas gracias... — continuaba llorando

Ven cariño — lo llamaba la mujer agitando su mano — saluda a nuestra pequeña Shelby — seguía secando sus lágrimas

¿"Nuestra Pequeña"?

¿Esta bien para mi preguntar?

Disculpen... ¿Quiénes son ustedes? — el timbre de mi voz sonaba diferente.

Una risa nerviosa salió de los labios de la mujer

No bromees así Shelby Evans — formó una facción preocupada — Soy yo, tu madre — se volvieron a llenar de agua sus ojos

"Adiós Joanha, y hola Shelby"

Recordé a aquella mujer y sus extrañas palabras. No fue un sueño, realmente morí.

No diré que todo esto no me provoca un desequilibrio emocional porque realmente lo hace, pero oigan, estoy viva... Claro que es solo por un deber, pero aún así viva.

Excelente, no muestras signos de daños colaterales por el tiempo que pasaste inmóvil gracias a los ejercicios que tú madre hacía por ti. Mandare a hacerte un par de análisis de sangre y te quedarás aquí por otra semana más a reabilitacion — indica el doctor en turno

¿Es realmente necesario que lleve los ejercicios aquí, doctor? — pregunta "mi padre". Es raro nombrarlo así a este desconocido

Lo puede considerar la opción más recomendable... — la señora lo interrumpe

—¿Y si abilitamos una habitación especial para ella? La podríamos tratar en casa. Quiero a mi hija en casa doctor — se escuchaba desesperada

Es posible pero habría que tener más cuidados aún — explicaba el especialista.

Ha pasado una semana desde que comencé las reavilitaciones en mis nuevas piernas, se ven tan delgadas y pálidas que bien podría poner la mano debajo junto con una linterna y estoy segura de que se traslucirian mis dedos.

Dentro de unos minutos mi terapeuta vendrá a indicarme más ejercicios para recuperar más rápido mi movilidad articular, y en unos días más se supone que iré a "casa".

El alta había sido dada después de mucho rogar de mis <<ahora>> padres, aún no puedo acostumbrarme a llamarlos así; anoche después de un medicamento para conciliar el sueño un extraño "sueño" atacó mi subconsciente, en él podía ver a mamá llorando desconsolada en el suelo solo alumbrada por un reflector pendiendo de la obscuridad infinita del, digamos, techo. Ella de disculpaba muchas veces mientras golpeaba las baldosas con el puño cerrado repitiendo considerables veces lo siento.
Desperté muy asustada con el corazón bonbeando en su máximo, extrañaba a mamá y mucho.

Charlie (papá) había llegado junto a un enfermero que empujaba una silla de ruedas, el mismo enfermero que desde hace una semana me atiende y siempre mostrando una sonrisa pegada en los labios. Es sexy.

Bien señorita Evans, ¿Lista para ir a casa? — habla aquel hombre con traje de hospital

Si << No realmente>> — retiro las sábanas de mis piernas dejando estas a la vista de todos en la habitación, me dio pena por su delgadez y pálido color. Vi la cara de desagrado en el enfermero.

Salí del hospital sentada en aquella silla de ruedas con todas las vistas en mí, no sé si por el guapo chico que me empujaba o por lo demacrado de mi cara.

Bien señorita Evans, la volveremos a mover para poder subirla al auto — se pone delante de mí sobreponiendo su cabeza sobre mi hombro — Por favor, rodee con sus brazos mi cuello — hago lo que me indica y siento como su brazos pasa por detrás de mi espalda y el otro por debajo de mis piernas justo en las corvas.

Soy transportada hasta el asiento de copiloto de un Audi R8 color negro. Impresionante.

El chico me deja en el sillón y se endereza volteando a ver a Charlie.

Cualquier cosa estaré detrás de ustedes señor Evans — mi padre solo asintió con su cabeza y rodeó el auto para subir al otro lado del auto.

¿Y mamá? — sentía un nudo en la garganta

Se quedó en casa arreglando tu habitación — volteé a verle y en su expresión <<y en las arrugas en su frente>> se le veía enfadado.

¿Te molesta algo? — me animé a preguntarle

No — dijo cortante mientras miraba al retrovisor.

Discretamente mire por el espejo lateral del auto, un auto rojo de buena marca nos seguía con prudente distancia. Miento al decir que no tuve malos pensamientos en los que el conductor del auto rojo y papá tenían una persecución a muerte mientras yo me aventaba por la puerta y moría por segunda vez.

 Miento al decir que no tuve malos pensamientos en los que el conductor del auto rojo y papá tenían una persecución a muerte mientras yo me aventaba por la puerta y moría por segunda vez

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Angel Falso| Patch Cipriano Y Tú |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora