AYUDANDO A UN AMIGO

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—  vuelvan a anotar por milésima vez la frase "¡no explotare ningún lugar!"

Todos escribían el dictado de Picollo una y otra vez. Las manos de los campistas ardían, ya no aguantaban esa tortura.
El único que se encontraba tranquilo y cómodo era Vegeta, el no había escrito ni una palabra al contrario, de la peliazul que escribía con ambas manos.
Por un lado su tarea y por el otro la de Vegeta.

Picollo:y listo, los que ya terminaron de escribir pueden salir. Cell les dará la siguiente tarea. — Bulma se levantó de su asiento dando a entender que había terminado.
Al parecer era la única, bueno, obviamente Vegeta también.

Goku: ojalá supiera escribir — bajó la mirada con tristeza.

Ambos comenzaron a buscar a Cell. Bulma caminaba detrás de Vegeta fantaseando con golpearle la cabeza y correr en busca de sus papeles.

— ese Picollo es todo un imbecil — comentó intentando sacar un tema de conversación mientras masajeaba sus manos.

— hmp, de todas formas esto es culpa de el idiota que causó la explosión — fue lo único que se limitó a responder el príncipe.

Bulma asintió ofendida en sus adentros, ella era uno de los idiotas pero no le daría a Vegeta otro secreto que el pueda usar en su contra.

Siguieron la búsqueda hasta encontrar al cucaracho sentado tranquilamente, mientras apreciaba la naturaleza.

— ¡Cell! ¡Cell! — gritó la peliazul corriendo hacia el.

Cell: hola mi ganadora favorita — ambos sonrieron mutuamente entendiendo la referencia. — el feo de Picollo me ordenó avisarles que tendrán que limpiar el techo de la cabaña presidencial.

— ¿Cabaña presidencial?— preguntaron ambos al unisolo.

Cell: es donde se hospedan los dueños — les entregó unos artículos de limpieza — y dejen todo bien bonito.

Sin nada que decir fueron a cumplir las órdenes.

[...]

Bulma lágrimaba levemente mirando con asco el lugar. Había mucho que limpiar ahí arriba.

Hojas por doquier, tierra, ratas muertas ¡era un asco y ese techo era enorme! Pero no podía esperarse menos. El lugar era básicamente una mansión.

Vegeta también se encontraba disgustado, si hubiera sabido que tendrían que hacer esto le hubiera dicho a la peliazul que escribiera más lento.

Buscó con la mirada algún lugar que se encuentre minimamente decente y lo encontró. Así que caminó hacia una esquina y comenzó a patear unas hojas haciendo que caigan...

— ¿Qué estas haciendo Vegeta?— no recibió ninguna respuesta pero  tampoco fue necesaria, pues el príncipe se sentó cómodamente y cerró los ojos ignorandola por completo.

¡era un desgraciado! La haría limpiar todo eso a ella sola. Comenzando a lloriquear por la frustración se dispuso a barrer.

Primero lo hizo con tranquilidad y paciencia pero tras no ver avances después de unos segundos comenzó a darle escobazos y paterlas.

Que mujer más impaciente —  pensó abriendo uno de sus ojos para observarla.

Su cabello se encontraba agarrado en un despeinado moño y sus labios fruncidos por la Ira ¡hasta así se veía atractiva!

En fin,la histérica estrategia de lanzar todo lo que se le atravesaba en su caminó la había hecho avanzar mucho más rápido y ahora podía seguir con el siguiente paso que era considerado el más traumático...

E l  c a m p a m e n t oDonde viven las historias. Descúbrelo ahora