Uno: 14 de Febrero

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14 de febrero...

Podría decirse que yo no disfruto estas fechas como algunos otros. Me van a decir que son una amargada que te contestara fríamente a esta pregunta: ¿Qué significa el 14 de febrero para ti?

Sí, claro que te diré que es solo uno de los miles de pretextos para la mercadotecnia, te invaden de productos con corazoncitos y frases cursis para los enamorados. Créanme que es literal que vomito arcoíris si veo de esos globos llenos de Helio que solo me dan ganas de reventar todos con unos alfiles.

En verdad sueno amargada, y la persona más sarcástica que puedes encontrar y realmente, solo tengo envidia de esas parejas felices.

Yo tuve muchas oportunidades para saborear las miles de un buen amor, pero por tonta las desaproveche, No son ninguna pica flor, o quizás si lo sea.... Solo he elegido mal. Eso es todo.

Apenas recuerdo el san Valentín pasado, creo aún mantenía una relación estable con un chico, no tiene caso recordar su nombre, el caso es que era de familia estable y me consentía demasiado y a la vez yo ( raramente) le correspondí con un regalo, hecho a mano igual de cursi para esas fechas. Pero después de que termine con él por culpa de mi inestabilidad emocional todo se fue abajo, incluso mis amigos me dejaron de hablar y lo tenía bien merecido, era como mi karma por haberle roto el corazón a esa persona que jure amar y proteger, no obstante, fui una desgraciada sin corazón, una bruja desalmada.

Tenía un agujero existencial que nada ni nadie, ha podido llenar.

Y sigo sola, muchos pretendientes, salgo a veces con ellos y trato de distraerme, obligarme a sentir algo que ya se ha esfumado con el pasar de los años.

Hoy el vacío se siente más profundo que antes y por esa misma razón caeré más bajo de lo que nunca imagine.

-¿Entonces aceptas?

El chico se mostraba aun indeciso, y a decir verdad no se esperaba este tipo de propuestas ni menos de una desconocida como yo.

Luis se encontraba perflejo.me había gustado desde la primera vez que lo había visto en el supermercado vendiendo helados. Ni yo sabía de donde había agarrado el suficiente coraje para proponerle ese tipo de cosas a un chico muy apuesto, delgado y de piel blanca y de sonrisa de ensueño, sus ojos inocentes de color café eran los que me tenían hipnotizada.

Demasiado silencio, odiaba que ninguno de los dos dijera algo.

-Puedes pensarlo- ¿A quién engañaba? Y menos tratándose de mí, si ni siquiera soy del tipo atractiva, solo estaba desesperada en no pasar un 14 de febrero sola. Tomaría mi helado y no volvería a dirigirle la palabra a ese chico; es más ni pensar pararme en el supermercado lo que me resta de vida.

Quiereme te pagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora