Tiene un timbre imponente de voz, es fuerte y muy grave, imposible no identificarlo. Hoy, ayer y el día anterior a ese la escuché; y hoy, ayer y el día anterior a ese no pude evitar sentir un cosquilleo en todo el cuerpo y que se me dibuje una tímida sonrisa en el rostro al unísono de oirla.
La escuché en los pasillos mientras yo me encontraba en clase, la escuché provenir de la ventana de mi salón y cuando miré hacia esta noté que él trataba encontrarme con su intensa mirada de ojos marrones. También, hoy (cómo dije antes) la escuché, está vez, junto a mi oído. Por un lado, debido a la potencia de su voz, que intimida a la mía que es todo lo contrario a la suya, un terror generado por mi timidez se instaló en mi cuerpo. Por otro lado, ese sentimiento se produjo por las palabras que la acompañaron. "¿No me podrías dar un beso?".Ahora, lo que se produce cuando escucho su voz es una mezcla de vergüenza, melancolía y disgusto, sobre todo disgusto. Si la oigo cerca ya no lo busco con la mirada, no sé si él aún lo seguirá haciendo conmigo.
¿Volveré a sentir algo así con otra voz? Tal vez.
¿Me gustaría volver a sentirlo con la suya? No, ya no lo creo.
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El Chico de Los Ojos Marrones
Short StoryHistoria sin principio ni final de lo que fuimos.