Capitulo 1 historias del ayer (Remasterizado)

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-Entonces, ¿estamos yendo de viaje para encarcelar a un hombre que se hace llamar "El príncipe Carmesí"? ¿No suena a un patán que sólo quiere llamar la atención? -Habló Charlie, un chico de cabello blanco como la nieve, y de una altura poco más del promedio. Era mejor conocido como " El mejor alumno del templo".

-No jodas Charlie, si no hubieran llamado a mi padre, ¿no creés que hubiera sido algo tan importante? -Contestó Ichiro, un joven de cabello oscuro como la noche, y de una altura baja; y no era nada más que el hijo de el maestro.

-Callense los dos, debemos apresurarnos para llegar a Gumi. -Dijo James, el gran maestro.

Aquellos hombres caminaron por 3 días y tres noches sin descanso alguno, pues el maestro acababa de recibir la noticia de un viajero, que el príncipe acababa de atacar Gumi, arrebatándole la vida a una familia de 4 miembros.
El viaje fue muy silencioso, pues desde el comienzo en el cuál James los calló, no articularon palabra alguna, ya que debían respetar a su autoridad al pié de la letra.
Finalmente, al llegar a Gumi, un hombre de tres generaciones les dio la bienvenida. Se veía claramente en sus ojos el dolor impregnado, así que Charlie no dudo ni un sólo segundo en preguntar porqué se debía eso.

-Oiga, señor, porqué su mirada se ve tan vacía? -Preguntó rápidamente el joven.

-Charlie! Deberías saber que no es bueno molestar a los hombres mayores. -Lo reprendió su maestro.

-Oh vamos James, es sólo un joven lleno de curiosidad. Ven, Charlie...te llamabas, no? Te contaré mi historia.

Los tres hombres caminaron detrás del anciano, y fueron hasta una cabaña. Todos entraron, y se sentaron en un incómodo sillón, según afirmaciones de Ichiro. El anciano les sirvió té, y tras sentarse, desesperado, Ichiro habló.

-¿Para que mierda nos traes hasta aquí? ¿Para tomar té? enserio, no nos estés jodiendo. -Dijo, ya algo cansado por todo aquello.

-Hace muchas décadas, cuando yo apenas tenía 27, encontré al amor de mi vida. Una chica de gran conocimiento. Ella era de Sabertooh, la nación de la ciencia y la alquimia. Tanto Rutland, mi nación, como Sabertooh, su país de origen, estaban en guerra.
Pasaron muchos lunas, pero finalmente, a mis 31 años, la guerra concluyó con un tratado de paz, y por fin pude estar con mi amada.

-Y eso que tiene de malo? -Preguntó Ichiro intrigado por todo aquello.

-Espera, joven ninja. Apenas empecé a contarte mi historia.
Después de haberme casado con Umi, tuvimos cuatro hijos, pero hubo un problema, y es que Durham, el país de la guerra y el dolor, acababa de iniciar una guerra contra Rutland, nación en la cual estábamos viviendo. Intentamos escapar hacia el norte, pero me obligaron a ir a la guerra.
Esta vez fue una masacre...no hubieron tratados de paz, ni justicia. Ví como mis amigos y colegas morían. Milagrosamente sobreviví, y cuando la guerra acabó, fui a mi hogar. Caminé por semanas, pero cuando finalmente llegué, lo único que mis ojos percibieron, fue a mi esposa muerta, junto a dos de mis hijos. Al no ver a mi tercer hijo, busqué por toda la casa, y me mató verlo sin vida bajo la cama. Al parecer, mi mujer lo escondió allí, pero yo llegué muy tarde para haberlo salvado.
Desde ese día, jamas me perdoné, y vague por el mundo, hasta sentar cabeza en este país.
Ahora, todas las noches le pido disculpas a mi esposa e hijos por haber llegado tarde, y por haber sido el único de mis colegas que vivieron.

Una vez, el anciano término de contar aquella historia, Ichiro se encontraba llorando, mientras que tanto James, como Charlie, se veían serios, conmovidos, podría ser, pero muy serios en extremo.

-Disculpeme, no tenía idea de su pasado. Perdón por preguntarle. -Añadió Charlie aún con la mano en la barbilla.

-No te preocupes, hijo. Recuerda que la luz brillara para los osados. -Dijo el anciano en forma de aprendizaje.

-Pero...y su cuarto hijo? Que con él? -Preguntó Ichiro.

-El viajó al sur antes de que yo partiera en la guerra. Jamas lo volví a ver, pero espero que sea feliz, donde quiera que este...

Entonces, Tanto James, como los dos jóvenes salieron de la casa y enseguida pisaron el pasto de aquel piso, el maestro tomó a ambos chicos, y les habló.

-Yo soy el cuarto hijo. Mi padre murió hace ya cuatro años, lo que acaban de ver fue una visión. Ahora que pudo conocer a su único nieto, pudo finalmente descansar en paz. -Reveló James ante aquéllos dos.

-No...padre...-Dijo Ichiro aún con lágrimas en los ojos, y salió corriendo hasta la puerta de la casa, y al entrar, vio la imagen de su abuelo desvanecerse con una sonrisa de oreja a oreja.

-Finalmente podré disculparme con Umi. Jim, cuida bien de esos chicos. Ambos tienen futuro... -Dijo el anciano, y finalmente, se desvaneció ante la oscuridad de aquella preciosa noche.

James Whatson: El Príncipe CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora